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Channel: Un cigarrito y a la Cama
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10 Casos y cosas que dan susto y casi muerte

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Normalmente suele ser una cosa o la otra. O susto o muerte. Pero hay ocasiones en las que estás a punto de morir del susto. Y de esas veces es de las que vamos a hablar. Y es que me gustan los finales felices, que para  finales tristes ya teníamos a Verano Azul.


Son esos momentos en las que las cosas salen bien, pero las has pasado putas por un rato, largo o corto, da igual. Pero muy malamente. Como cuando acaba una canción de King Africa. Menudo alivio. Y lo mal que lo pasas mientras este señor caaaaanta (o habla rápido). O cuando estás a punto de quedarte dormido y piensas que te vas a caer o que te vas a dar un golpe y te despiertas sobresaltado… Ufff, no era más que un sueño.


Pues te voy a contar esos pequeños momentos microinfarto:



La temperatura del agua

Entras en la ducha y le das al grifo. No sé si sabes que los grifos de las duchas tienen vida propia y se dedican a cambiar la temperatura del agua a su antojo. Y ahí te ves acochinado en tablas, en un rincón de la bañera o de la mampara de la ducha (aquí tienes menos capacidad de reacción) congelando o escaldándote tus partes. Y son los 2 segundos más largos de tu vida hasta que logras cerrar el grifo o cambiar la temperatura para que pueda ser apta para seres humanos.


Guardar como, ¿guardar dónde?

Ese rato tan malísimo que pasas hasta que encuentras el documento en el que habías estado trabajando todo el día. Mil correcciones, cambios, revisiones, renombrar el archivo como esteeselbuenodeverdadversionfinalok15.doc. Y ya. Lo cierras, y tienes un momento de pánico pensando que lo  has guardado en la carpeta de Documentos Importantísimos que como los pierda me suicido, y no… Lo has guardado en la carpeta de “Tontás y bromas para poner en feisbu”, por error… Pero lo encuentras.


El inmóvil

Entre perder un familiar o el móvil ¿A quién quieres enterrar primero, a tu primo o tu prima?  Pues eso. Y es que en el móvil tienes todo. Tus fotos, todos los contactos, las contraseñas, tu cuenta de Facebook, todas las conversaciones de Whatsapp, tu Instagram y las mil fotos que te has hecho poniendo cara de pato, la comida… Y lo buscas. Si tiene que estar por aquí. Y pides a alguien que te llame. ¡A mí no, idiota, al móvil! Y cuando suena, ya puedes tener la melodía de Pablo Alborán, que te parecerá música celestial.


El “despiertador” no me despierta

Siempre pones el despertador a las 7 de la mañana…. Has dormido como un niño pequeño (pero sin llorar y hacerte pis en la cama). Abres un ojo y hay más luz que otros días. Miras el reloj, el móvil, el teléfono, el microondas (también tienen la hora) y en todos marca las 9. Ya no llegas. ¡Se te ha olvidado poner el despertador!  Y en un momento de lucidez, te preguntas si es sábado o domingo. ¿Qué hice yo ayer? Y resulta que es miércoles…. ¡Recórcholis! (con lo de la ley mordaza no me arriesgo a decir un taco por si las moscas)… Y otro microinfarto… Hasta que pones la tele y no está Ana Rosa, ni esas señoras que suelen estar por las mañanas… ¡Es festivo!


¿Gasolina o Diesel?

Normalmente esa pregunta te la hacía un señor muy amable en la gasolinera. ANTES de quitarle el tapón al depósito del coche. Ahora, te la haces tú… Y en mi caso, lo hago cuando ya estoy repostando. Y sufres un vuelco en el corazón. ¿Me habré equivocado?  Estaré echando Diésel plus Más Sin cebolla y pimientos o Gasolina Sin Plomo Regular Ultra Sur Hala Madrid.


Las llaves, matarile

Coges el móvil, la cartera, los donuts, el abrigo, cierras la puerta… Y en ese mismo momento te empiezas a palpar por todo el cuerpo como si estuvieras bailando la Macarena para ver si has cogido las llaves. Y por tu cabeza pasa toda tu vida en diapositivas. Ya te ves llamando al cerrajero, la pasta que te va a costar cambiar la cerradura, pensando quién más tiene las llaves de tu casa, maldiciendo el momento en el que no le dejaste una copia a tu vecino, que aunque no salude, me salvaría la vida en este momento, por qué te fuiste a vivir a 3 mil kilómetros de tu familia…. Pero ahí están…. En el bolsillo más escondido del abrigo.


¡Pasaporte, please!

Estás en el aeropuerto de un país extranjero, muy extranjero, y llega el momento de mostrar el pasaporte. Y que no lo encuentras… No saber dónde lo has dejado es la misma sensación de haber perdido las llaves, el móvil, la cartera, pero todo junto. No hablas el idioma, lo único que entiendes es pasaporte (en el idioma que te hablen) y tú sudando, y con ganas de llorar. Te conviertes inmediatamente en sospechoso para el funcionario o policía en cuestión. Y otra vez, bailas la Macarena buscando el jodío documento (¿se puede decir jodío?)… Y está. Y tú recuperas “la color”, y lloras de alegría, y sonríes al señor (al que te ha pedido el pasaporte, y al que está en los cielos, dando gracias).


Era una bromita

Me encantan las personas bromistas. Esos que te llaman a mitad de la noche para decirte que alguien ha tenido un accidente y luego se mueren de risa (lamentablemente sólo de risa) por ver el mal rato que te han hecho pasar. Las bromas de susto o muerte. Y cuanto más dure la broma, más me gusta. Casi tanto, que les mandaría al pueblo de Gila, con los muchachos, sin boina ni nada. ¡Lo que nos reímos!


Aquí, viendo los dibujos

Estás tranquilamente en casa de tus padres viendo vídeos de señoras sin ropa, que digo yo que será por la corriente o que hace calor. Y tú mirando si encuentran una camiseta o el chándal, pero nada. Al final se van a constipar. Y oyes un ruido, y tardas 1 segundo en subirte el pantalón (también se ha bajado por la “caló”), cerrar el vídeo, abrir una nueva ventana en Youtube con dibujos animados. Lo difícil es explicar por qué estás colorado, sudando, con un bulto en los pantalones y viendo a Peppa Pig, ¡Hablar polaco!


¿He apagado el fuego?

No estás en casa y se te viene a la cabeza si te has dejado el fuego encendido.  Como exploten los garbanzos, ya verás. Yo juraría que lo apagué. Si estoy convencido… Y no estás convencido. Y vuelves a casa a comprobarlo… Y durante unos minutos, te parece que escuchas a todos los camiones de bomberos del mundo. Este va a casa, seguro. La he liado parda…. Me imagino al hombre de las cavernas, pero al contrario… No se habrá apagado el fuego ¿verdad? Ya verás que lío como tengamos que liarnos a machacar las piedras otra vez, o la movida de los palitos y hacer la hoguera. ¡Mari Neandertal me mata!


¿No te ha pasado ninguna de éstas? A mí sí. Bueno, menos lo de ver los dibujos de Peppa Pig en polaco. Pero también he sufrido pensando que no había cerrado las ventanas de casa en medio de una tormenta. Que no saqué la ropa de la lavadora, o que el profesor me estaba preguntando a mí en vez de al de detrás de mí. Pensar que mi equipo recibía un gol en el último minuto y que el árbitro lo anulara. Creer que he perdido el cargador del móvil, o que llegaba tarde a una cita importante, no saber dónde está el ticket del parking….  Si es que esta vida es un sinvivir… y un carnaval.





Entender a los hombres es fácil, si les comprendes

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La gente con estudios dice que los hombres son muy fáciles de comprender. Que somos muy básicos, sobre todo comparados con las mujeres. Sencillos. Como un billete de metro. Probablemente sea verdad y los estudiosos tengan razón. Para eso se han pasado años leyendo libros, y pasando apuntes a limpio con sus bolis bic cristal, que escribe normal, y apuntando en libretas en blanco sus cosas, sin torcerse ni nada.


No voy a ejercer de cuñado diciendo que se aparten esos señores y que ya voy yo a explicaros cómo funcionan los hombres. Lo que os quiero demostrar es que nosotros, los señores, los que comemos naranjitas y limones (achupé), también tenemos nuestras cosas y no somos tan simples como parecemos. Que tenemos nuestros misterios y cosas que son difíciles de comprender.


Bienvenidos a la nave del misterio. Desmontando la sencillez de los hombres.


¿Por qué comemos naranjitas y limones?
Yo creo que es una licencia poética, porque nunca he visto a un hombre hacer tal cosa. Sí que ponen un montón de frutas y verduras en los “gintonis”, pero no juntan los cítricos. ¿O sí? Si lo dice la canción que lleva tantos años entre los “grites jits”, por algo será ¿Y por qué las mujeres no lo comen? ¿Veis como aquí hay material para investigar?


¿A que no te atreves?

Prueba con una mujer. Dile, ¿a que no te atreves a…? Antes de que termines te ha dicho que no, que no se atreve. ¿Qué pasa? Ahora prueba con un hombre. Da igual de lo que hables. Es decir la frase o alguna variante como No hay cojones, Gallina, rajao, tíomierda o cualquier otra y ahí les tienes, preparado listo y ya.


La camisa que aguanta mudanzas y el paso de los años

Lo despistados que somos para algunas cosas y para otras… Todos tenemos una camiseta favorita. Y dura años. Se extinguirán los linces y las cucarachas y seguiremos teniendo esa camiseta. Ha aguantado diez mudanzas, un terremoto, un cambio de ciudad, de país…. La utilizas para dormir, para ir al gimnasio, para no ponértela, para lo que sea, pero ahí estará. Y siempre será motivo de discusión doméstica. Que la tires, que no, que la tengo cariño… Y cambiaras de novia, pero la camiseta ahí seguirá.


Armarios de verano, primavera, otoño e invierno

Que sí, que hay hombres con un vestidor enorme y con mil trajes (pero si veis en las películas, son todos iguales, los trajes.. y los señores. No os creáis todo lo que veis en las películas. Lo hacen para no llevarlos al tinte), pero la mayoría tienen un hueco pequeño para toda la ropa. Y los dos pares de zapatos… Y nunca entenderemos para qué tienen las mujeres tantos pares de zapatos, botas, mil bolsos… Y nosotros con la misma cartera que nos regalaron en la comunión, que no se renueva más que cuando cambiamos de pesetas a euros.



Nadie insulta a mis amigos, salvo…

Te pasas la vida riéndote de tus amigos. Que si mira que tripa, qué calvo está, que si eres un nenaza… Y ellos harán lo mismo que tú. Que vaya pintas, tira ya esa camiseta que tiene más años que la abuela de Jordi Hurtado… Eso sí, que nadie fuera del grupo se atreva a hacerlo. Por tus amigos, matas. Ni Belén Esteban y su Andreita, o Rajoy con su exministra.


¿Que no tengo razón?

A un hombre le puedes quitar casi cualquier cosa menos la razón. Si dice que sabe llegar a un sitio, es que sabe llegar. Y sales de Madrid con dirección a Barcelona… Y ahí te ves en medio del desierto del Sáhara sin navegador, pero con la total seguridad de que al final llegaréis a Barcelona, porque el conductor, hombre, te ha dicho que es un atajo y que ya verás cómo se llega por aquí…. Y así, es como se descubrió que la tierra era redonda. Si en vez de Moisés, le hubieran hecho caso a alguna mujer….


Otro partido y ya…

50 años, fuera de forma (o forma redondeada) y ahí les tienes. Siguen jugando a algún deporte con los amigos. Baloncesto, fútbol, salir en bici o a correr. Y parecen el novio de la momia. Rodilleras, coderas, espinilleras, cojoneras… y en general todo lo que termine en era… Porque es eso: eras. Y ya no eres.  Pero tú crees que sí. Que no pasa nada. Y sí pasa, que deberías haberte retirado hace tiempo.


¿Por qué poner las manos en el manillar?

¿Habéis visto a muchas mujeres en bicicleta sin manos? Vamos a explicar la frase. Quiero decir que vayan pedaleando sin poner las manos en el manillar. Pues los hombres lo hacemos constantemente. Y si hay alguien mirando, con más razón. Hay que demostrar las habilidades. Como las focas en el zoo, pero sin que nos den una sardina, ni nada.


No pasa nada. Nunca pasa nada

¿Qué puede ir mal si juegas con tus amigos a meterte un petardo en los gayumbos? ¿O bajar por las calles de San Francisco en un carrito del Carrefour? ¿Comer un pimiento ultra picante? Nada, porque estás con tus colegas. No lo harías solo, pero con tus amigos… Que no digo yo que lo hagan todos los hombres, pero pocas mujeres veis jugándose el pellejo por echarse unas risas… Que tampoco digo yo que sea divertido, pero…


Los chicos no lloran

Sí que lloran, pero por que se les ha metido algo en el ojo. Reír, nos reímos todos (o casi), pero lo de llorar lo dejamos para la estricta intimidad (como hablar catalán para algunos). Ya desde pequeños, nos dicen que los chicos no lloran. Y si te caes, te levantas. Caerse está permitido, y levantarse es obligatorio… y esperar a llorar en casa cuando te eches agua oxigenada.


Pudiendo hacerlo fácil, nos complicamos

Lo de ir detrás de un balón, salir a correr durante 2 horas, subir una montaña con lo que cansa, saltar desde un sitio muy alto, pegar brincos por las calles, hacer puenting, rafting, Racing, de Santander… Que las chicas son más prácticas para esas cosas. Que también se complican la vida a veces, pero diferente.



Ir a Ikea sin protestar
Que sí, que podemos ir, pero por voluntad propia, ya es otra cosa. Que de allí no puede salir nada bueno. Que lo malo no es ir y perderse por los pasillos y comerte las albóndigas de carne de reno, sino meter las cosas en el coche y luego montarlas en casa.



Competitividad

Da igual en lo que sea, los tíos somos competitivos. Quién corre más, o salta más. Comprar más barato, o más caro… Lo de quién la tiene más grande. El caso es que todo puede servir para demostrar que eres mejor que otro… y todo por impresionar.


No voy a mirar, no voy a mirar… ya miré

No sabemos disimular. Que hay algo que nos gusta, lo tenemos que mirar. Y si hablamos del sexo femenino, no sólo se nos notará que estamos mirando, sino que también hincharemos el pecho cual palomo, meteremos tripa, intentaremos parecer más altos, más listos, más guapos, y al final, tampoco saldrá demasiado bien.


No hay término medio con las joyas

O no nos ponemos ni el anillo de casados o parecemos un muestrario de una joyería. Y que se vea que nos hemos dejado una pasta. Pendientes, sortijas, zarcillos, colgantes, piños de oro. Que algunos es como si volvieran de las olimpiadas y les hubieran levantado todas las medallas a las delegaciones de Rusia y de Estados Unidos.


Somos daltónicos

Sobre todo en el tema de vestidos de mujeres. Para nosotros no hay más colores que claro u oscuro. Y no tenemos memoria. No nos hagáis preguntas trampa como por ejemplo. ¿Te gustó el vestido que llevaba ayer? Da igual lo que digas. Di que sí y corre, todo lo que puedas, y cuanto más rápido mejor.

¿Cómo es posible que no se enamore de mí?

Tú bebes 10 cubas libres (para que se vea que tengo una edad), 5 cervezas, dos chupitos y tratas de entablar conversación con una jovenzuela. No se te entiende, te tambaleas, le repites la misma frase 10 veces, estás a punto de vomitarle encima y todavía te preguntas. ¿Qué ha podido salir mal? ¡No me ha hecho ni caso! Seguro que no le gustan los tíos… Y será verdad. A nadie le gustan los tíos… así.

(no me cansaré de ver este vídeo nunca en la vida. ¡Jamás!)

¿Veis como no somos tan sencillos?. Tenemos nuestras cosas, y somos complicados, difíciles, inescrutables, complejos…  ¿A quién quiero engañar? Al final, los estudiosos van a tener razón. Si es que los hombres "sois" muy simples.  






10 consejos poco aconsejables

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Estamos en esa época del año en la que los medios de comunicación tienen poca chicha que contar. O te sacan a los famosos en bañador, en algunos casos sobra chicha y cara dura. O te cuentan los últimos fichajes que NO harán ni el Madrid ni el Barça, o hablan del calor que hace (cosa extraña, teniendo en cuenta que el verano se caracteriza por tener temperaturas altas) o te cuelan consejos de cualquier tipo.


¿Que sales con el coche? No te olvides revisar las ruedas. Procura que siempre lleves las 4. Y una de repuesto, por si las moscas. ¿Qué hace calor? Lleva un abanico. ¿Qué vas en avión? No se te vaya a ocurrir presentarte en la estación de trenes. Y esas cosas que siempre aconsejan.

Como todos los años son lo mismo, y me gusta ser original, yo te voy a dar los consejos que jamás, en ningún caso, never ever (o nunca unca, en español) debes seguir. Y como dicen en la tele. Y ahora unos consejos. Y estos gratis, y algunos más útiles que los de la tele.

Si vas a volar

Yo te diría que no vueles demasiado alto, que “contri” más subas, más frío hace y hay sitios en los que ni una rebeca de las gordas, las que tienen ochos y punto de trigo y un cinturón también de lana, es suficiente. Y que aprendas a aterrizar. Que volar, tampoco es lo más complicado, si hasta los aviones de papel vuelan. Lo difícil es mantenerte (¿o esos consejos son para los artistas?). Pues eso, y que no corras. Y cuidado con las turbulencias, que son muy traicioneras.


Si vas en avión

Si además de volar, ya eres un poco tiquismiquis (¡Qué palabra tan sonora! La misma sonoridad sugiere que eres un moña), y has decidido hacerlo en avión, yo te recomiendo que no lo lleves tú personalmente. Que ya hay personas que tienen el título CCC de pilotos. Y dile al señor conductor que vaya con cuidado, que no se salte ninguna señal y que no vaya más deprisa de lo recomendado. Esas cosas de nudos por hora o pies por altura partido por dos (perdonad que utilice términos científicos). Y muy importante, no os riais de los azafatos y azafatas cuando os digan lo de respirar con normalidad y que sigas el camino de baldosas amarillas en caso de accidente.


Para ser conductor de primera

No, no aceleres. No hagas caso de la canción. Si sólo vas a ir en primera lo mejor es que vayas muy despacito. Y que no hagas viajes muy largos. Por ejemplo, si vas de Madrid a Barcelona, no vayas en primera. Bueno, sí, pero en el tren o el avión que se va más cómodo, y como un rey. En el coche no se te ocurra. A no ser que tengas poco cariño al coche y quieras comprarte otro. Como cuando éramos pequeños y destrozábamos las deportivas que no nos gustaban… Y nos compraban exactamente las mismas. Total, para seguir dando patadas…


No revisar el coche si vas de vacaciones

Imagínate que te vas de vacaciones en coche. Que te queda una semana. Y vas el señor del taller y te dice que no puede ser, que se ha roto (no, la junta de la trócola no se rompe nunca; son japonesas y duran siglos) una pieza al “azahar”. Pongamos por ejemplo el acelerador. O mejor el frenador (no confundir con la medicina que se pone con agua y que te quita el catarro en un santiamén). Pues ya la has liado. No te puedes ir. Porque las piezas las traen siempre de Alemania. Da igual que el coche esté fabricado en Socuéllamos o en Corea la del Sur (la que no tiene un color especial). Y ya sabemos lo que se tarda en llegar de Alemania. O sea, que si quieres vacaciones, no revises el coche.   

Dos piezas alemanas (la señora Merkel y el ministro de Economía de nombre impronunciable)

Las bicicletas son para el verano, pero con precaución amigo conductor

Ahora que a todos os da por ir en bici en cuanto llega el calor, lo mejor es que salgáis entre las 12 del mediodía y las 4 de la tarde. Y cuantas más cuestas arriba mejor. Evitad las cuestas abajo que son muy traicioneras, que te embalas. Y ponte casco, de los de moto, y si puede ser forradito de borrego por dentro, y pedalea todo lo fuerte que puedas. Y un abrigo, y corbata. Y ya verás cómo se te quitan las ganas de montar en bici hasta el invierno. Ni que fueras de los de Verano Azul.


Te vas a pasar el día en el baño

Todos con la hidratación. Que hay que beber mucho. Dos o tres litros por lo menos. Y siempre recomiendan agua. Yo ahí veo la mano de los señores de Font Zolla o Becella (igual me estoy liando con las marcas… si total, todas saben igual… a nada). ¿No es tan bueno el aceite de oliva? Por qué no nos dicen que lo bebamos? Por intereses nada más. Ahí hay algo sospechoso. O cerveza, que está muy rica. No. Tiene que ser agua. Y fresquita. Pues que lo digan claro y no se anden con rodeos.


¿Evite las horas de mayor calor?

Pues depende de dónde estés. Por ejemplo en las tiendas que tienen aire acondicionado se está muy agustito en las horas de mayor calor. Si ya se refieren a que evites salir a la calle, ahí ya cada uno que haga lo que quiera. ¿Que decides salir a las 3 de la tarde por Ecija y sentarte en una terracita sin sombra y tomarte un café de esos que preparan directamente en un horno del infierno? Pues nada. Es cosa tuya. Cada uno es libre de hacer lo que quiera. Yo sólo se lo aconsejaría a alguien que me caiga muy mal… y no miro a nadie.


Deja las puertas y las ventanas abiertas

Qué manía con que al irte de vacaciones cierres puertas, ventanas, grifos… todo. Pero si es que así es cuando saben que te has ido. Deja todo abierto, y la tele encendida con Tele 5 a todo trapo, y Radio Olé o Melendi (igual me he pasado). Y cuanto más alto, mejor. Así ahuyentas a los ladrones. Y a los vecinos. Y cuando vuelvas todos te recibirán con los brazos abiertos… (y con los puños cerrados) y se acordarán de tu madre.



Saludar a los desconocidos

Sí, sí. Mi consejo es que los saludes. Y que hables con ellos. Y les preguntes cómo se llaman y en qué trabajan, y dónde viven. Y así dejan de ser desconocidos y ya no pasa nada. Porque son conocidos y más vale lo malo conocido…



Alimentación sana, culito de rana

No os aconsejo el culito de rana, pero es lo que mejor va con sana. Siempre fue así. Que sé que no me vais a hacer caso, pero no os recomiendo que comáis en los chiringuitos de playa, pero si vais, comed ensaladas y cosas muy sanas. Así les dais envidia a esos pringaos que se están comiendo una paella. Que sí, que tendrá muy buena pinta, y que es lo que apetece, pero hay que cuidarse y esas paellas no están muy buenas Que les ponen cosas. Vosotros la ensalada… y me dejáis a mí la paella (que cuando llego nunca queda). Si eso, ya cenáis luego pizza de paella que tiene que estar muy rica... para que se lo coma otro.



¿Os han quedado claros los consejos? Ahora todos a la calle. A disfrutar del calorcito. Y a montar en bici o hacer running o esas cosas que están de moda. Y ya os aviso. Que esto no es como El Corte Inglés que os devuelvo el dinero si no quedáis satisfechos. Vosotros mismos, ya sois mayorcitos para hacer caso a mis consejos. ¿No hay gente que ve  a Mariló Montero y encima cobra por decir lo que dice? Pues no pidáis responsabilidades a un irresponsable ;)

oler limones es como tocarte… la lotería

Los que siempre son más... o menos

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A veces me pongo un poco poético con los títulos del post. Y esta es una de las ocasiones. Y así me va, que luego tengo que dar explicaciones. Como los políticos… Calla, que esos es mejor que no se expliquen, porque cuando lo hacen…


Estaba hablando del título. Pues eso, que hay gente que siempre son más. Que si estamos hablando de velocidad, ellos son más rápidos que Usain Bolt a punto de perder el autobús. Si tú estás malo, ellos están peor y su dolor es más inaguantable que el tuyo. ¿Estás comparando precios? Pues ellos lo habrán comprado más barato. Cualquier cosa. Y sobre estos señores, y señoras, os voy a hablar.


A diferencia de los políticos, que son “tumasistas”, por lo del Y tú más, esta tribu que parece ser no tiene peligro de extinción la llamaremos los “yomasistas”. Vamos allá. 



Parece que me molesta un poco el…

Si conoces a un espécimen “yomasista” no se te ocurra pronunciar las palabras herida, molestia, enfermedad… La verdad es que es mejor no sacar el tema de los Dolores (ni siquiera el Dolor de Cospedal). Ellos van a tener el mayor dolor del mundo mundial. Da igual que solo sea un padrastro (los de los dedos, no el de Blancanieves o Cenicienta… ) que para él será un dolor mayor que tener quintillizos sin epidural (los cinco saliendo a la vez como la puerta de un colegio) y un cólico pirolítico (o como se llamen los cólicos ahora) junto. Y no se cura con nada. Pero ellos, como son muy sufridos, lo aguantarán (sin sufrirlo en silencio, porque así no tendría gracia).



No he dormido casi nada

Este es un caso de yomasista invertido. Sin ánimo de ofender con lo de invertido. Aquí se trata de ver quién duerme menos, o ver quién está más tiempo despierto. Suponte que dices. He dormido fatal, me he despertado varias veces. Y el yomasista te dirá. Ya lo he visto, porque yo me he pasado la noche en vela. Habré dormido 5 minutos en toda la noche, porque claro, además lo del padrastro… Cualquier excusa es buena para recordarte que le duele. Y seguro que ha dormido… y se echará una siesta, y luego dormirá otro ratito.


¿10 euros? Yo te lo consigo por…

Aquí estamos rozando el cuñadismo (que ya os expliqué que significaba en capítulos anteriores). Pero así son los miembros de la tribu. Todo es más barato en sus establecimientos habituales. Y conocen a alguien que a su vez les hace un descuento de una oferta en las rebajas y casi casi me tienen que dar dinero para que yo compre algo. Y en todo tipo de artículos.


Me salió muy barato

No lo pueden evitar. Si no les has pedido ayuda te van a freir. “Claro, como no me has dicho nada, has hecho la peor compra del mundo. Seguro que es de mala calidad. Esto te va a durar dos días. Si me hubieras dejado a mí ahora no estarías arrepintiéndote de lo que has comprado”. Y aunque no te arrepientas, te arrepentirás de haberle dicho que te salió muy barato.



¡No tienes ni ·%%& idea!

Tú eres físico cuántico y estás hablando de cosas de los físicos cuánticos. Que no sé cuáles serán. Ellos tampoco, pero por definición, te dirán que no tienen ni putaidea. ¡Qué sabrán estos de cosas de física! ¡Y de cuantidades!


Pues mi niño es…

No sólo ellos son más, lo que sean. Su familia también. Sus hijos son los más listos, los más estudiosos, los más vagos, los más gordos, los más bajos. Todo más. Si tu mujer cocina bien, la suya lo hace mejor. Si tu hijo fuma porros, el suyo ha acabado con las reservas de “drogaina” del mundo mundial.


Menos es más

No siempre es yo más. Si es cosa de ser menos, ellos son los menos. Que tu dices que necesitas gafas. Que cada vez menos. Ellos necesitarán gafas para encontrar sus gafas de ver. Si comentas que estás perdiendo pelo, ellos son capaces de depilarse las cejas para demostrar su alopecia.


¿No te lo crees?

Por si no os habías dado cuenta todavía, los “yomasistas” suelen tener cierta tendencia a la exageración. No quiero decir que falten a la verdad (bueno sí, lo digo) y precisamente por eso, se cabrean como monas (siempre me pregunté si las monas se enfadan más que los monos y quién ha hecho el estudio para determinar el grado de cabreo de cada uno) si dudas de la veracidad de sus aseveraciones (esta última frase la he escrito sin mirar el diccionario ni nada… sin “distrocionar” la verdad).



Han visto cosas más allá de Orión

Siempre han visto y han estado en sitios que vosotros no creeríais. Incluso en lugares que no existen (pero no se lo digas porque te dirán que “distrocionas” la verdad. Y habrán estado antes  y más tiempo y lo conocerán al dedillo (no sé muy bien la medida de conocimiento que supone un dedillo, pero tiene pinta de ser mucho).


¿Nuevo? Yo ya lo sabía

Ese vídeo que lo está petando en Youtube. El chiste que está revolucionando Twitter, la última canción de Taylor Swift, el último capítulo de Juego de Tronos de la temporada 7ª (que ni siquiera el señor de las barbas tan aficionado a cargarse personajes sabe de qué va). Pues ellos ya habían visto el capítulo, y el vídeo, y se saben la canción. Al dedillo.


Creo que ya habéis pillado la idea de cómo son estos señores y señoras. Tampoco vamos a darles mayor importancia… Aunque, por supuesto, ellos son los más importantes del mundo…. No tú más, tú más… Mejor lo dejamos así que no vamos a llegar a ningún acuerdo.


No me gusta que escribas “asín” o digas esas cosas

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Y vosotros diréis ¿Y a mí qué me importa qué le gusta o no le gusta a este pollo? ¿Si algo está bien o mal escrito lo decide aquí, el que escribe el blog? ¿Quién eres tú para decirme cómo se tienen que escribir las cosas? Vale, vale, ¡Para ya! ¡Que tienes razón!


No soy nadie para sanarte, pero una palabra tuya (ya me he vuelto a liar con las escrituras). Os debería dar igual qué considero bueno o malo o qué está bien escrito o no. Pero tampoco le debería importar a nadie con quién se lía Paquirrín. O cómo se corta el pelo CR7. O si la mujer de un ex-ministro vive en París y él se va con ella (bueno, eso igual sí, porque le vamos a pagar entre todos su casa en los campos Delicious, o como se pronuncien los campos de “Paguí”).


Una vez que hemos dejado claro qué no debería importarte, yo, de todas maneras, te lo cuento. Pero avisado quedas. Y ahora vamos con lo de escribir malamente.


Hace muchos, muchos años (2013), cuando todavía era un zagal lleno de ilusión y la vida era de color de rosa (¿Veis a lo que me refiero con lo que no me gusta ver escrito?), publicaba un post con los tópicos que utilizaban los periodistas (los malos). Cosas como postrimerías, prolegómenos, las antiguas pesetas, rabiosa actualidad, cerrada ovación, pertinaz sequía, se desprende de… Pero aunque esto no me hace gracia (tanto como ver el Tour y la serpiente multicolor) hay cosas peores. Vamos con cosas que no me gusta ver escritas. Soy un maniático, and I know it :-)

No podía ser de otra manera

¿Qué? ¿De verdad? Esos discursos que comienzan por y como no podía ser de otra manera, vamos a… Vamos a cargarnos al que lo diga. Podría ser de muchas otras formas, pero tú eres un cursi y te encanta utilizar tópicos y frases hechas. Todo puede ser de otra manera, incluso puedes utilizar otras frases para terminar un discursito o una presentación.


No quiero olvidarme de... 

Y quiero  agradecer la presencia a Fulanito, Menganito, Zutanito (estos tres no se pierden una fiesta) y a Tal y Cual (estos también suelen ir juntos), y no quiero olvidarme de…. ¡Pues no te olvides! ¡Nómbrales! Pero ahórranos la puta frasecita y la miradita de complicidad al señor o señora de los que no te quieres olvidar.


Me gustaría mencionar

Pues menciona, que estás perdiendo el tiempo con el me gustaría. Dilo y ya está. ¡Qué os gusta marear la perdiz! Y todo por rellenar. Parece que cobran por palabra al decir los discursitos. Por eso al final siempre te la meten (la frase). ¡Cansinos!


No tiene precio

Poder estar aquí, no tiene precio. Disfrutar de este momento, no tiene precio. Poder ver el mar desde esta habitación, no tiene precio. Pues sí que lo tiene. Otra cosa es que el precio que hayas pagado te parezca poco… o mucho. Que una cosa es el valor y otra el precio. Que hasta las cosas que todos decís que  no tienen precio, lo tienen. Y utilizamos demasiado a la ligera la frasecita.


Alrededor del globo

¿Te lo puedes creer? Hay gente que lo utiliza todavía. Cuando quieren decir que algo está en todas partes, dicen alrededor del globo. Que en inglés around the world queda más o menos apañao, como casi todo… Y alrededor del mundo no está mal, pero ¿globo? Ni aunque lo intentes arreglar añadiéndole terráqueo. Globo terráqueo. Que parece que estás hablando de una enfermedad. Parece que tengo una distensión en el globo terráqueo. Voy a ver si me atiende mi…. Digamos que sería el globólogo.


De alguna manera

Gente que te explica las cosas y terminan diciendo “esto, de alguna manera, es”… Todo es así. De alguna manera. Pues claro. ¿Cómo esperabais que fueran las cosas? Todas son de una forma u otra. Que a lo mejor soy demasiado maniático.


Como yo digo

No me digáis que no os habéis encontrado a gente que dice “como yo digo”. Y lo dicen mucho. Y normalmente cuando dicen como yo digo, el resto del mundo (o globo terráqueo) también lo dice. Un ejemplo: “¡Qué calor! Esto es como yo digo, un horno”.


Eso es como todo

No, no y no. Nada es como todo, y esos señores y señoras que lo dicen, lo utilizan siempre. Tú les explicas la teoría de la relatividad (tú o alguien que sepa explicarla) y ellos terminan diciéndote. “Y es que eso es como todo”. O sea que el señor Einstein, que es uno de los más listos, se tiró años y años estudiando para sacar conclusiones y dar con la teoría y a estos no se les ocurre nada más que decir que eso es como todo. Yo creo que por eso se volvió loco y no se peinaba ni nada.


Como muy bien has dicho

¿Seguro que lo he dicho bien?  Da igual de qué estuviera hablando o cómo lo haya expresado, que el señor que habla detrás de ti te dirá: “Como muy bien has dicho…”. Pues nada, habrá que creer al señor… Al que lo haya dicho.. y si queréis creer en otros señores, eso ya es cosa vuestra.


Amante de la buena comida…

No hay una frase en la que no pongan un adjetivo. La buena música, en alta estima… Que te dan ganas de decirle. A mí también me gusta la música, pero a mí, la mala. ¿Por qué necesitan poner el adjetivo? Por ejemplo, yo leo o escucho: “Aquí con mi gran amigo”, y pienso, no son amigos.


Para ser honesto...

Llevas media hora hablando con un señor, o señora y te suelta: “voy a ser honesto…” ¿Soy el único que pienso que, menudo cabrón, todo lo que me ha dicho antes era mentira?  A decir verdad, en realidad, si te soy sincero… Ahora es cuando no me creo nada.


Lo que viene siendo

Hay cosas que son, otras que no son, y luego están las que vienen siendo. No es una categoría muy científica pero la utiliza una gran parte de la población. Podrían decir que algo es por ejemplo X, pero suena mucho mejor (por los cojones) lo de que viene siendo. Esto es lo que viene siendo una casa. No es una casa, pero llegado el momento, lo será. ¿Cuándo? No lo sabemos.


Hay muchas más que no me gustan, como lo de meter para adentro, sacar para afuera, subir para arriba, bajar para abajo, meterte en lo hondo (eso ya es en la piscina ;). Tampoco quería terminar sin mencionar (yo también lo hago :-( ) las típicas y tópicas fuentes fidedignas, en el marco de, poner en valor, se temió lo peor, dar luz verde, tomar cartas en el asunto, fundirse en un abrazo, demostró con creces, visiblemente emocionado, se encuentra estable dentro de la gravedad, el tiempo inclemente (da igual que haga frío, calor, nieve o llueva café en el campo), el secreto mejor guardado (y lo publican en todos los medios), todo es un largo etcétera (y han dicho dos cosas), los presuntos implicados (y los presuntos muertos), malogrado (alguien que muere)… Y no quiero olvidarme de… Upsss, lo he hecho otra vez. Mejor lo dejamos aquí, que la cosa se está poniendo fea.




10 cosas que pasan en la peluquería… aunque seguro que pasan muchas más

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Cuando se dice que alguien peina canas, pensamos en alguien de cierta edad y con experiencia. Y no tiene por qué tener el pelo canoso. Incluso es muy probable que no se peine. Y los hay que de verdad peinan canas todos los días y no les prestamos la atención que se merecen. Somos muy injustos con los peluqueros. (Hay gente que la expresión de peinar canas no la tiene muy clara)



Quiero lanzar una lanza… quiero lanzar un…. quiero romper un… Coño que no me sale… Lo que quiero es reivindicar el trabajo de los peluqueros. De todos. Incluso del peluquero de Donald Trump (el señor que se deja las cejas muy largas y se las peina para atrás), o el de José Oneto (también podía arreglarse un poco las cejas… lo del pelo no tiene arreglo).




¿Y por qué voy a hablar de los peluqueros? Pues podría decirte que porque tengo amigos que son muy buenos peluqueros, y muy buenos amigos, porque el blog es mío, y porque hace poco que fui a que me peinaran las canas y me las dejaran un poco más cortas (ya parecía un cruce entre el hermano feo de George Clooney y el 6º hermano de los Jackson Five). De momento no me veo usando el Grecian 2000 y que se me quede el pelo color amarillo pollo de Simago.


Nombre

Pues cada uno  tiene uno diferente, pero mi peluquero (sí, todos tenemos un peluquero, y es nuestro y nada más que tuyo, no lo quieres compartir con nadie) se llama Eugenio. Hay gente que les llama (en general, no sólo a Eugenio) estilista (dependiendo de la cantidad de verdura que le pongas a tu gin tonic y los partidos de padel que juegues), otros peluquero, y ya, los menos (porque tienen más de 100 años), barberos. Y si hablas portugués (que les gustan las palabras sonoras a estos señores), le llamarás cabeleireiro.


Cuándo

Yo suelo ir cada 2-3 meses, que coincide un mes después de que mi madre me diga: “hay que cortarse ese pelo” y un mes antes de que mi novia tenga tiempo a decir: “ahora sí que te queda bien el pelo, con esos rizos”. Pero si no podéis esperar a conocer a mi madre o a mi novia, id a la peluquería cuando queráis, o cuando tengáis un rato (la cantidad de rato dependerá de dónde vivas, de tu peluquero y la cantidad de pelo que tengas), o si tenéis una boda o algún sarao que tengáis que ir “apañaos”.

Esta chica no ha encontrado un rato para acercarse a la pelu todavía.

Usted dirá

Y ahí es cuando le dices al peluquero cómo quieres que te corte el pelo. Le podrías decir también que quieres erradicar la pobreza o conseguir la paz mundial, pero seguramente le dé igual y no te pueda ayudar. Y te ponen ese delantal negro que parece la capa del zorro del revés y te sientas en la silla que da vueltas (como si el peluquero no se pudiera mover).



Lavar

Yo que soy muy limpio, ya voy a la pelu con la cabeza lavada. Pero a veces no se fían y creen que les quiero engañar cuando digo que he usado un champú neutro a las finas hierbas para cabello semiseco o espumoso cabernet sauvignon el atleti es campeón (igual la marca me la he inventado, pero estoy abierto a publicidad si me pagan por anunciar algo). Y te ponen como si te fuera a cortar la cabeza pero “dao” la vuelta y te hacen un masaje capilar (lo que viene siendo en la parte de la cabeza).


¿Y marcar?

Siempre me ha hecho gracia lo de marcar. Me imagino al peluquero detrás de ti como si fuera un defensa central. Y resulta que es cortarte muy poco para que no se note que te lo han cortado. Que igual podrías hacer como que le pagas, pero no le pagas…. Esto no les va a hacer tanta gracia a los peluqueros.



Momento Eduardo Manostijeras

Desde el momento que agarran las tijeras, el peluquero o peluquera no puede evitar empezar a hacer movimientos con ellas; y la velocidad con que las mueven, al menos a mí, me acojona un poco. Siempre tienes la sensación de que vas a salir con una oreja menos. Que no es que tengamos 20 o 30, que solo hay dos y nos hace falta para el sistema estéreo sensurround dolby con el que venimos de serie.


La charla

Ya parece que no temes tanto por tus pabellones auditivos, pero aun así no te fías y no quieres distraer al profesional de sus labores… Pero tarde o temprano, cuanta más confianza con tu peluquero será más temprano (como a las 5 de la madrugada... ¡Sorry por la estupidez!) uno de los dos comienza a hablar y los temas ya dependen. Si quieres ser tú el que empiece a hablar te recomiendo que no hables de política, fútbol o religión. Recuerda que tiene un arma, y que sabe cómo utilizarla… o no :-)


Vamos acabando

Os habréis dado cuenta de que me estoy centrando en un corte masculino. Podía también contaros algo de la peluquería femenina, pero ahí no estoy tan puesto y se me escapa el funcionamiento de los secadores (los de pistola y los de escafandra que creo que era para tener a las señoras incomunicadas un rato) y los tintes, y mechas y esas cosas que se ponen los futbolistas y los de Mujeres y Hombres y Bíceps y Berzas. También podría hablar de la extinción de los linces, pero ese es otro tema. Pues eso, que llega el momento de cuando te peinan y te sientes otra vez como si tuvieras 6 años y ves a tu madre acercarse peligrosamente antes de que puedas salir a la calle.


¿Qué se debe?

Premio para el primero que diga: “se debe pagar”. Y es que hay cosas que no cambiarán nunca. Y si ya lo rematas con un jaarrl, estilo Chiquito, vas a ser el más gracioso de la fiesta (no hace falta que me invitéis a esa fiesta, por favor). ¿Un poco más? ¿Y por detrás? (no os asustéis, no os está haciendo ninguna proposición… o sí, pero este es otro tema). Es cuando te pone un espejo en la espalda para que te veas como te ha dejado la nuca.


No ha sido para tanto

Se acabó. Ya te vas a casa a peinarte porque no te gusta cómo te ha peinado el señor peluquero. Y por lo menos ahora ya no tenemos que ir a clase y soportar las collejas de los compis. “El que se pela se estrena”.  En eso hemos salido ganando. Ahora sólo tienes que aguantar a que te digan en casa, “te han cortado demasiado, estabas mejor antes”. Lo bueno es que el pelo con el tiempo crece, o eso espero…


Lo que dan de sí 15 minutos de peluquería, ¿verdad? Pues hala, salid a dar una vuelta, o a cortaros el pelo, o tomar el sol y dejad el ordenador o el teléfono o la Tablet que estáis todo el día con el “internez”. Que os de el aire un poquito ya.



El día de la radio… o 10 cosas que no tienen su día

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Hace poco se celebraba el día de la Radio. Así, en general. Sin especificar si hablaban del transistor, de la del coche, del radio-despertador… Y todo el mundo hablando bien de ella. Que si es la mejor compañía (eso es porque no conocen a mis amigos), que si ha estado conmigo en los momentos tristes y felices (en la salud y en la enfermedad), que es la banda sonora de mi vida…


Y sin quitar ningún mérito a la radio, que lo tiene, me parece injusto que tenga su propio día. Igual que la tele. Que sí, que son muy importantes. Que forman parte de nuestra vida y se merecen un homenaje. Pero ¿Qué pasa con el resto de cosas? ¿Nadie se acuerda de la lavadora? ¿Y la cama? ¿Qué pasa con la caldera? Ya me gustaría veros tiritando en el salón mientras suenan los Cuarenta Siempre Iguales. Os ibais a acordar de Radi… ator.


Vamos a reinvin… rinvidic, redin… ¡cojones! A dar las gracias a esas otras cosas que tenemos en casa y que no valoramos en su justa medida.


¿Preparados? ¿Listos?

Nevera, frigorífico o refrigerador o como quiera que lo llames

Que vale, que no tiene música como la radio. Tampoco tiene señores dentro que hablen (en algunas neveras que salen en las películas hay señores, pero no hablan mucho). Pero tiene luz (más que algunas personas). Y en algunas dicen que hay comida. Y en otras neveras, siempre hay un limón, o una cebolla, o un bote de kétchup. Y suelen estar allí desde el primer día. Yo creo que ya venían incluidas. Y te da cosa tirarlas. Es como si les echaras de su casa. Y ahí se quedan. Y ¿Quién no abre la nevera al menos dos o tres veces al día? ¿Eso lo haces con la radio? ¿Te puedes acercar a la radio para estar más fresquito? No ¿verdad? Pues, queremos un día de la nevera ¡YA!


La caldera

Ahí la tienes, casi siempre escondida. En un lugar aislado. Como si te diera vergüenza tenerla. En una terraza, o detrás de una puerta. Es como ese primo que no queréis saludar en las bodas para que no sepan que es de la familia. Pero, amigo, como se estropee, ya verás que risa (seguimos hablando de la caldera. El primo, no tiene arreglo). Miramos todos los botones (como si supiéramos para qué sirven), tocamos los manguitos, volvemos a mirar, juramos en hebreo y nos acordamos de ese seguro de avería que no nos interesaba porque para qué, si total estas cosas no se rompen nunca. Apagamos y encendemos (control, alt, suprimir, no funciona en este caso). Y siempre pasa en invierno. Yo creo que lo saben, y sólo se estropean cuando hace frío y por las mañanas a primera hora. ¿Hace calor? Pues espero más adelante estropearme. Ahora, que estamos a dos bajo cero y son las 7 de la mañana y el pringao este se va a duchar. Ahora, voy y me parto (ni puta gracia, por cierto).


Lavadora la exploradora (ya me he liado)

¿Os habéis dado cuenta de lo mágica que es? Metes cosas dentro, pones un programa y al poco tiempo está todo limpito. Igualito que la tele, que pones un programa y sale todo el mundo pringao. Eso sí, necesitas agua, detergente, suavizante, poner el programa correcto. La mayoría de los hombres tenemos un problema con la lavadora. Pones a un astronauta o un piloto de avión delante de una lavadora y se acojona. Tipo de ropa, temperatura, duración del programa, nivel de gasolina, altitud, carga superior, frontal… Parecen las instrucciones para atacar Stalingrado. Pocos tíos saben utilizar los botones. El hombre se atora en la lavadora. Yo creo que por eso no celebramos ningún día especial para ella.



Lavavajillas y lavacubiertos…

Hay gente que prefiere tener los platos en el fregadero durante días. A mí personalmente me gusta más tenerlos dentro del lavavajillas, junto al resto de la vajilla y la cubertería. Y ya cuando no quedan cucharillas (aunque tengas dos millones de cucharillas, siempre se acabarán), entonces, y sólo entonces, pondrás en marcha este invento del demonio. Y también tiene diferentes programas, Más que los de Intereconomía. Pero aquí no somos tan escrupulosos. Le metemos el producto "lavante" o limpiador y en una hora ya está todo limpio. Al revés que Intereconomía. ¡Que levante la mano al que le apetezca sacar las cosas del lavavajillas!  Muy poquitos ¿verdad? Y entonces, sacas una cucharilla y otra y otra, hasta que tienes que poner otra vez el cacharro a funcionar.


La tostadora

¿Para cuándo el día de la tostadora? Todos tenemos una. Vale, la utilizas poco, pero la tienes. Y no la hacemos caso porque es tan simple. Dos bujerillos, unas resistencias y en un par de minutos tienes dos trozos de pan calientes. Cualquiera la podría haber inventado ¿verdad? Como todo. Todo lo que es fácil lo podríamos haber inventado nosotros, pero siempre lo hacen otros. Y pase lo que pase, estás vigilando las tostadas y en el mismo momento en que salten, te pegarás el susto de tu vida. ¿Qué esperabas que saliera de la tostadora?


La cafetera (esto se va pareciendo a las canciones de Georgie Dann…)

Puede que no tomes café. Hay gente pató. Pero si no eres raro (no es que esté diciendo que seas raro si no lo haces, bueno sí. O no… ¡Ay, déjame!) habrá una en casa. El caso es que la cafetera merece un día, y una tarde (por la noche ya no es aconsejable). Conozco gente que si no toma un café recién levantado es como estar en una cena de Gremlins recién duchados a las tres de la mañana. Y seguro que hay día del café, pero no de la cafetera. Y hay miles de tipos. No tantas cafeteras como variantes de Gin Tonic, pero casi…


Sin sofá no hay casa

Conozco casas sin radio. Algunas hasta sin cafeteras. Pero ¿Casas sin sofá? De dos plazas, de tres, unipersonal, de piel, de eskai (o como se diga el material de lo que están hechos los sofás de Cuéntame), tapizados, con cojines, con mantita de ganchillo encima, como quieras. ¿Y dónde está el día del sofá? Bueno vale, el domingo suele ser un día para el sofá, pero aún no está homologado. ¿Quién lo homologará? El homologador que lo homologue… (¿Es que nadie va a pararme?)


¿Y la cama? 

Esto ya sí que clama al cielo (lo que quiera que signifique la expresión). Que el sofá no tenga día… pase, ¿pero la cama? Y no vengáis con la bromita que la cama tendrá noche. No tiene ni puta gracia. ¿Dónde mejor que la cama para escuchar la radio? La radio no es nadie sin la cama. Esas noches en las que te acostabas con Jose María García (¡qué mal gusto!) o escuchando música, o desfaciendo entuertos con el Cuarto Milenio, o… Y en la cama se pueden hacer muchas más cosas que no creo que haga falta que os las tenga que explicar. Y mejor que escuchar la radio.


“Despiertador”

Probablemente el “despiertador” es el cacharro más odiado del mundo. Pero cumple su función. Pero, lo primero que haces por la mañana es acordarte de él… y en la madre que lo inventó. Y hay despertadores con radio incorporada. Como si no fuera suficiente dejar de dormir, te sale un señor dando las noticias. Y si fueran buenas noticias, todavía. O sale gente cantando. Ya de mañana, hay gente con humor para cantar. Pues nada, tampoco tiene su día.


Teléfono móvil o inmóvil

Distingo entre móvil o inmóvil porque el último hace muchas menos cosas. Suena, y hablas, y ya está, nada más. El móvil ya es otra cosa. Y está en todos sitios. Puedes usar la calculadora, utilizarlo como despertador, leer libros, cronometrar, ver vídeos de gatos, decir dónde estás, hacer fotos y sí, también escuchar la radio. Y sin tener día especial ni nada.




¿Veis como es una injusticia? ¿No me diréis que no os he puesto ejemplos suficientes para que el resto de cosas tengan su día? Para mí que la radio y la tele son unas enchufadas (vale, es una broma muy mala, casi todos los cacharros tienen enchufe…ya me callo). 

Hay veces en las que un hombre tiene que hacer, lo que tiene que hacer...

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En Twitter te encuentras de todo. Información, gente interesante, gente interesada, ayuda, opinión, noticias, consejos, chistes, personas a las que les gusta Gran Hermano. De todo. El otro día leía lo siguiente


Podría haber reaccionado de mil maneras, pero este señor decide depilar las cejas al amigo que está en la cama con su novia. Ya lo estoy viendo. “Y la próxima vez, las ingles, que hay que ver como las tienes”. ¿En qué momento de la vida se le ocurre a un señor, retener a un amigo en pelotas (con su novia, probablemente también en pelotas), coger unas pinzas (me imagino que le preguntaría a la novia dónde están las pinzas… ¡No cariño, las pinzas no, que te pierdes!) y ponerse a tirar del vello “entrecejil”?


No conozco al señor en cuestión, pero vamos a ver cómo reaccionaría “Depilator” antes otras situaciones de estress. Como hacíamos de pequeños. ¿Te imaginas? ¡Qué estamos “mú locos”!


¡Vamos allá!

Le quitan el chupete y…

Ya de pequeño, Mr. Depilator apuntaba maneras. El día que sus padres decidieron que ya estaba bien de usar chupete (a los 6 años), se leyó enterito el Manuel del Maquillador y el Peluquero Profesional en represalia (dos meses sin hacer otra cosa.  Teniendo en cuenta la edad del chaval…). “Yo no sé qué tiene de raro”, puntualiza la madre que insiste que su niño es normal. “Tiene sus cosas, como todos, pero es una reacción natural. ¿No?”.


Su primer suspenso

Depilator fue un buen estudiante. Casi siempre sacaba buenas notas. Digo casi siempre, porque le llegó el momento de encontrar el profesor que le cogió manía (todos tenemos un profe o seño que nos tiene manía). Y no fue otro que Don Jacinto, el profe de matemáticas y los jodíos problemas (también de matemáticas. No sabemos si Don Jacinto tenía también sus propios problemas, aunque no lo descartamos). En uno de esos exámenes en los que había que hallar la velocidad de un tren que va a Barcelona (todos los trenes van para allí y luego se quejan), Depilator no pudo ni siquiera comenzar a calcular y se abalanzó a pintarle las uñas de los pies a su profesor. Pero no con esmalte rojo como hubiera hecho cualquier niño, no. Fue mucho más allá y le hizo un dibujo de fantasía en cada uno de los dedos. Y sin repetir el diseño en ninguno de los 20 dedos (ya que estaba con los pies, siguió con la manicura…).


Tal que así quedaron las uñas de D. Jacinto (ideales de la muerte)

El partido de balonmano

El fútbol y el baloncesto no eran lo suyo y como en el instituto tenía que decidirse por un deporte de equipo, se apuntó a balonmano. Y no se le daba nada mal como portero del equipo. Pero al final, la cabra siempre tira al monte. En una jugada ya anulada por el árbitro, un jugador rival le golpeó con el balón. Depilator, que ya sabemos cómo se las gasta, salió como alma que lleva el diablo con un rizador de pestañas hasta su rival. “Le dejó las pestañas como a uno de Locomía. Un primor”, exclamó el profesor de gimnasia. “A pesar de que fue un trabajo excelente, le tuve que expulsar. No podemos tolerar que ande rizando pestañas a los jugadores contrarios, y menos aún contra su voluntad”.


Y llegó el amor… y el desamor

A los 15 años, nuestro protagonista estaba locamente enamorado de Susi, un año menor que él. Depi (ya tenemos confianza para llamarle así) bebía los vientos por su vecinita de abajo. Pero Susi ya salía con chicos más mayores. Una vez se encontró en el portal a su amada con un chico haciendo sus cosas (y no eran los deberes). Iracundo (como las pipas… ¿o se llaman de otra manera?), se abalanzó sobre el rollete de Susi y le hizo unas mechas californianas. Tendríais que verle la velocidad para aplicar el tinte. De nada sirvieron las quejas del chaval. Fue todo en un abrir y cerrar de ojos.  Parece ser que al chico le gustó el resultado y ahora de mayor sigue con su estilo particular.


¡Al ladrón!

Durante su etapa en la Universidad, Depi pareció calmarse y no tuvo ningún ataque de ira como los que nos tiene acostumbrados. Pero… una tarde que estaba estudiando, oyó unos ruidos en la cerradura de casa (seguía viviendo con sus padres). Dos jóvenes hercúleos estaban intentando forzar la puerta. Acongojose nuestro protagonista por un momento, pero decidió que había que actuar. Raudo se dirigió a la puerta e inmovilizó a los ladrones y les hizo unas trenzas. “Nunca había visto algo así” explica Susi, que aún seguía siendo vecina de Delpi. “Al primero pudo terminarles las trenzas, pero el segundo se resistió algo más y no logró finalizar el trabajo. Se revolvían como lagartijas, los jodíos. Lo que me sorprendió es que a pesar de que abrían mucho la boca, no salía ningún sonido... Eso sí, bailaban estupendamente". 


Chapa y pintura

Sorprendentemente Delpi se sacó el carnet de conducir sin mayores dificultades. Además, estaba en tratamiento para calmar sus episodios (como su fuera un programa de televisión). Pero… las putas rotondas. Delpi tuvo un pequeño percance en una de las tantas rotondas que había cerca de su casa. Que si pasa tú, que si paso yo, que al final un autobús se cruzó en su camino. En realidad no fue más que un pequeño golpe, pero… Ahí tenemos a nuestro objeto de estudio, abriendo la puerta como un poseso. “Poseso”, que se fue a por el autobusero. Un señor de 50 años con un bigote más poblado que China e India juntas. Ni corto ni perezoso (qué me gusta utilizar esta expresión), Delpi le hizo un tratamiento de vello facial en el labio superior que no lo reconoció ni su señora esposa (la del conductor de autobús). 


Con mi novia, mucho ojito

Sí. Susi aceptó ser su novia. Años y años de espera, y al fin lo consiguió. En su primera cita, fueron al cine. A ver cualquier película, porque de lo que se trataba era de poner en brazo por encima del hombro e intentar pillar cacho. En un momento que fue a comprar palomitas y unos refrescos (palabra cursi donde las haya), encontró a Susi hablando con un joven. Tiró todo y saltando por encima de las butacas (como el señor italiano delgadito que le dieron un Óscar por una peli de mucha lástima) se abalanzó a por el muchacho que hablaba con su amada. En menos de 5 minutos, le había colocado una extensión que ríete tú del pelo de la Pantoja.


Que el asesino es ¿quién?

¡No alarmarse! Depilator no se ha cargado a nadie. Todavía. Pero no tentéis a la suerte. Si queréis enfadarle, no tenéis más que contarle el final de una película o desvelar la trama de la serie que esté siguiendo. Un conocido le contó el final de Titanic (¡como lo oyes!) y en menos de 5 minutos fue sometido por Depi a un tratamiento anticelulítico.


Como ya sabéis, Delpi está privado de su libertad por su mala cabeza. Desconocemos si sigue el tratamiento, pero parece ser que sigue con sus pequeños problemas. Aquí tenéis a su última víctima tras una pequeña pelea en las duchas de la cárcel y un “cógeme” allá esa pastilla de jabón.


Seguiremos informando… o mejor no. 


Gente del futuro, poneos de acuerdo y a ver si os aclaráis

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Cada vez más en las películas, series de televisión y anuncios, viene gente del futuro. En las canciones todavía van un poco más atrasados y viene la Chica de Ayer, pero todo se andará. Ya vendrán.


Y no tengo muy claras las intenciones de esta gente. No saben muy bien a lo que vienen. Unos para invadirnos, otros para salvar el mundo, otros para traernos una lejía con perlas de oxígeno hidráulico con parábolas hiperbáricas y no sé cuántos elementos activos y unos pocos inactivos. ¡Poneos de acuerdo! O nos dejáis la ropa blanca o empezáis la tercera guerra mundial. Va a llegar un día que vengáis de verdad y no sepamos qué hacer con vosotros. A mí me da que vienen nada más que a olisquear.



Son gente extraña estos visitantes del futuro. Ya podrían venir a celebrar la navidad con los seres queridos del pasado como los del Almendro, o a ayudarnos a curar enfermedades, o a acabar con el hambre en el mundo. Como personas civilizadas, que digo yo, que para eso está la evolución. No es cosa de que se nos vaya cayendo el pelo y cada vez seamos más altos. Deberíamos ser más listos. Pero yo sigo con mis dudas.


Yo, si pudiera viajar al pasado me gustaría hacer muchas cosas, te cuento algunas, para luego ponerlas en común. Vamos al pasado, como los hombres del futuro  :-)

Todo esto antes era campo

¿No os gustaría ver las ciudades cuando todo era campo? Ser como vuestros abuelos, o padres (como vuestros cuñados no, que eso es pasarse) y poder ver tu barrio, o tu ciudad cuando no había casas, cuando los niños podían jugar en la calle y no había semáforos, ni todo estaba lleno de tiendas de chinos. Ojo, que no tengo nada contra los chinos, pero antes, sólo se veían en las pelis de Kung Fú o Bruce Lee.


Más campo todavía

Vamos más para atrás en el tiempo todavía. Imaginad que no había ni siquiera ciudad. Ni la panadería de la Antonia, esa que lleva tanto tiempo, antes de que Jordi Hurtado saliera en la tele. Que no se habían inventado las rotondas, ni las casas. Todo campo, pero de verdad, con bichos y todo. Y que por donde ahora está la Gran Vía, hubiera tigres y leones y todos quisieran ser los campeones. Y “mamuses” y rinocerontes yendo a beber al Guadalquivir donde ahora está la Expo de Sevilla (tampoco es que haya mucha gente ahora…) o Velociráptores y Tiranosaurios “Rexes”o Diplodocus por las Ramblas de Barcelona (ahora también hay cada bicho por allí…). ¿No os gustaría?



Ver cómo pintaban los bisontes

Os conozco y alguno va a decir que los bisontes no pintan. De acuerdo. Pero quiero decir que me gustaría viajar a la época de las cavernas y ver cómo pintaban las paredes. Eso sí, sin que ellos pudieran verme que dicen que esa gente gastaba muy mal carácter. Y que iban con vestidos de piel como las señoras mayores que van a misa, pero sin pendientes ni tacones y sin laca ni muy peinados. Y verles cómo se las apañaban para poner la cueva decente y las mujeres diciéndoles que a ver si les pintaban un poco más delgadas que hay que ver qué gorda me habían sacado… o que se espabilaran dando una manita al techo que la cueva de los de los señores de Cromagnon molaba mucho más.


Mi héroe

El inventor del fuego se merece una calle o algo, pero ¿y el de la rueda? Ese es mi verdadero héroe. Nadie sabe cómo se llama, no le han dado bola ni nada, ni un reconocimiento, ni un polideportivo con su nombre, ni una peli sobre su vida, nada. Y darle un premio o algo, aunque fuera un Goya. Y poder decirle que hay gente que sigue intentando inventar la rueda. Ya me le imagino intentando explicar para qué servía y todo el mundo diciendo que estaba loco… Que eso no va a funcionar, que no era un invento redondo… que nadie va a utilizar ese trasto, que eso cómo se enchufa… las típicas movidas de las cosas novedosas.


Campanas de Belén

Pasar una temporada por Belén y esa zona hace unos 2015 años. Soy así de caprichoso. Y luego pasarme unos años después. Y ver cómo les va por Galilea, Jerusalén, Corinto (por probar las pasas), Éfeso y esas ciudades de por allí. Y ver qué comieron en la última cena aparte de pan y vino. Seguro que había algo de jamón del bueno, langostinos y croquetas como en casi todas las cenas de empresa. Y hacer un especial Sálvame (qué bien traído el nombre) pero de aquel entonces (expresión que sirve para hablar de cualquier época). Y hacer entrevistas a los apóstoles, a María Magdalena, y a la Virgen María (para ver cómo se peinaba entre cortina y cortina), y a José (que no se supo mucho más de él ni de su carpintería). Y escribir algún libro sobre la historia de toda esta gente… ¿Qué? ¿Qué ya se han escrito muchos libros sobre ellos? A ver si me pongo al día con los best sellers.


A Roma con amor

Me encantaría pasarme por allí y ver la caída del Imperio Romano. No es nada personal, pero es que un sitio en el que llevan sandalias no puede ser serio. Y esos cascos con un cepillo en la cabeza, y todo el día en el circo, y las carreras de cuadrigas, y esos señores que mandaban que todos tenían nombre de mes del año. Un imperio sin números, todo con letras no puede ir bien. Y la gente con túnicas como si estuvieran todo el día de fiesta o en una orgía. Así no hay quién sostenga un país, ni siquiera una comunidad autónoma, ni un imperio ni nada.



Marco Polo y sus viajes

Dar una vuelta por China y ver a Marco Polo como se llevaba la pasta (la de comer, macarrones, espaguetis, fideos y movidas de esas) por la aduana al volver en avión (porque iría en avión hasta allí tan lejos). ¿Algo que declarar? ¿Quién yo? ¡No señor! ¡Nanay de la China! Se lo prometo. Nada. ¿No se llevará algo nuestro para su país, donde quiera que esté y luego hacerse famoso en el futuro? Palabrita del niño Jesús, o de Mahoma, o Buda, o del niño que quiera que crean ustedes.

Colón descubriendo cosas

Y otra cosa que no me perdería es ver cuando llegó Colón a América y la cara que pusieron los americanos al ver a un señor con ese pelo... bueno que los indios también se las traían, pero ver a un tío que llega con polainas y una chaqueta y zapatos...¡Al Caribe, nada menos! Que ahí iban todos en pelotas. Y verle sudar y no llevar ni bermudas, ni chanclas como el resto de guiris que van por aquella zona… y hablar tan raro. ¡Que os he descubierto. Tomad unos espejos y unas cuentas de colores, como si fuérais adolescentes para haceros fotos en Instagram. Ahora sois súbditos de Isabel y Fernando! Y los indios a su bola, apretándose un mojito y fumándose un puro.


Próxima estación, El Escorial, correspondencia con…

También me molaría ver cómo empezaron la obra de El Escorial. Ver allí tan chulo al rey Felipe... a otro Felipe, a 4 Felipes antes que el que tenemos ahora. Acercarse desde Madrid, y verle coger el cercanías de aquella época para vigilar las obras de la casa nueva, como un jubilado. Así se las gastaban los reyes de antes, como no tenían que hacer discursos de Nochebuena, ni viajar allende los mares como hacen ahora, pues tenían más tiempo. Y verle ahí, sentado en su silla. Esta piedra no está bien, un poco más a la izquierda. Anda, déjame, que al final lo tengo que hacer todo yo.


El del bigotito, venga usted para acá

Las guerras y ver cómo empezaron no me haría tanta gracia. Que seguro que fue por una chorrada como todo lo que pasa. Que si esta tierra es mía, que no que es mía, pues te invado, que me vas a invadir, de qué… o que si me cargo a un archiduque o algo. Igual sí que me acercaba para pegarle un par de collejas a algunos malos de la época como el ruso con bigote (con esa descripción seguro que sabéis de quién os hablo), o al alemán también con bigote, o al español que ahora no tiene bigote, pero que lo parece y que está trabajando en ellou... El caso es que no hay que fiarse de gente con bigote. Mira José María Iñigo, que el único pelo que le queda es el del bigote.


Ver a George y a Ringo… y a esos otros dos, John y Paul

Pero también, ya más cercano me apetecería darme una vuelta por los sitios donde empezaban a tocar estos cuatro jovenzuelos yeyés... y hacerme el listillo. Estos chavales tienen futuro... Y luego volver al futuro y decir. Yo ví tocar a los Beatles. Ya sabéis, lo normal.


Lo importante es que si quieren seguir viniendo gente del futuro, se comporten como personas civilizadas. Que quieren hacer turismo, pues muy bien. Que quieren probar como eran los tomates de antes que los de ahora no saben a nada, estupendo. Conocer a gente famosa que ha hecho cosas por el mundo como Belén Esteban o Paquirrín (y si quieren llevárselos tampoco pasa nada), pues también lo respeto.



¿Y tú qué harías si pudieses viajar al pasado? O al futuro… o dónde quiera que te apetezca viajar. 

Gente que va a las bodas. Capítulo I, las señoras

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Estamos otra vez en la temporada de bodas. Todo llega. En cuanto sale el sol, la gente venga a casarse. Que nos queremos un poco, nos casamos. Que no nos queremos, o nos queremos, pero de boda, nada de nada, pues ya me habéis jodido el post… Pero vamos con los que se casan, que también los hay.


Os preguntaréis por qué sólo hablo de señoras. En la mayoría de las bodas también hay señores. Efectivamente, pero vamos por partes. Primero las damas. Que yo siempre he sido un caballero.


El caso es que da igual dónde se celebre la boda. Siempre va gente muy parecida. Es lo mismo que sea en el Norte, en el Sur, en Inglaterra, Italia o en la China Popular... Bueno, en China, tengo que reconocer que la gente es mucho más parecida… Yo no distinguiría entre los diferentes tipos de señoras… y es muy probable que les confundiera con algún señor.



Si hay algún chino leyendo (me refiero a que lea este post, que seguro que hay muchos chinos que lean. Por probabilidad básicamente), seguro que piensa que nosotros también somos iguales… Pero, a lo que vamos.  Os presento a las señoras que van a las bodas.


La novia

Sin ella no hay boda. Puedes decir que sin novio tampoco y tendréis razón, pero ahora estamos hablando de las chicas. Y punto. Pues eso. Que la novia es la que llega tarde. No porque sean poco puntuales (esto no va con el sexo... quiero decir que no tiene nada que ver si eres hombre o mujer para llegar tarde... aunque si es por sexo se acepta llegar tarde... dejadme en paz que me estoy liando). El tema es que es tradición que lleguen tarde y vienen en coche. Quedaría muy feo ver bajar a la novia del autobús o saliendo del metro para ir a la iglesia. Y suele ser un coche especial, de los que molan. Y van pintadas (las novias), y muy peinadas, con recogido. Que se ve que han ido a la peluquería, vamos. Y no paran de sonreír, y están radiantes como el sol cuando amanece... me parece que me estoy liando con la canción.



La madrina

Suele venir por parte del novio. Muy probablemente es la madre de él. Es la que viene siendo la suegra de la novia. Es tradición que se le diga lo guapa que va, aunque sea mentira. Y en muchos sitios también es normal que lleven peineta, como las ministras cuando van a ver al papa. Y mantilla. Lo que no tengo claro es si se ponen la mantilla blanca o la mantilla azul. Si no se ponen mantilla, no pasa nada. El caso es que vayan vestidas. Quedaría muy feo que se quedaran en faja y combinación, pero oye... cosas más raras se han visto.


La madre

Viene por parte de la novia. También va muy guapa, pero aquí la prota es su hija. Suelen llorar en las bodas, la madrina también, y la novia... y un señor que pasaba por la iglesia que se le había metido algo en un ojo.  Pero eso es otra historia.


La abuela

No tiene por qué ser necesariamente abuela de nadie. Ni del novio, ni de la novia. Pero es una señora mayor. Muy mayor. En todas las bodas hay una señora muy mayor. Y todo el mundo la besa. Muchas veces. Y ella se deja, porque para eso es una señora mayor y está encantada de que le den besos... menos las señoras mayores que no quieres que les den besos, y no están tan encantadas.


Barbie Malibú

Siempre hay una invitada que tiene un color especial, como Sevilla, pero en marrón. Nadie tiene un color así. Únicamente esta señora que siempre va a las bodas. Yo creo que ésta sí es la misma. Suele ir con una falda corta, con unos tacones como los zancos de las fiestas de los pueblos y del brazo de un señor... muy probablemente para no caerse de los tacones... También suele llevar accesorios de animales... leopardo, tigres, cebra, o mapache.


Jodé con la prima Vera

¿Te acuerdas de la primita que hacía tantos años que no veías? Pues es aquella moza. No, la que va vestida de morcilla de Burgos, no. La otra. Esa. La maciza. Esa que tiene cara de no querer estar ahí, pero que todo el mundo está encantado de que haya venido. Probablemente la sienten todavía en la mesa de los niños, pero casi todos los mayores querrían sentarse con ella.


La tía del pueblo

Sí. Suele ser la mujer del tío del pueblo. Y se la ve de lejos, y se la oye desde más lejos todavía. Hace mil años que no te ve y te lo repite otras mil veces. Ay que ver, con lo pequeño que eras, y lo grande que estás... Bueno, un poco gordo también y con menos pelo. A ver si te cuidas. Y tu hermana, con lo mona que era y ahora como está... Y es que la diplomacia no es lo suyo.


Damas de honor

Como salen en las pelis americanas, pues se está poniendo de moda. Antes eran las amigas de la novia. Pero ahora se disfrazan todas iguales. y les ponen un vestido que sienta bien a casi todas, menos a esa amiga gordita, que parece una caja de bombones, tan cuadrada y con tanto lazo ...


La hermana

Puede ser hermana de uno de los dos. O del novio o de la novia, tampoco había mucho donde escoger. Es a la que le preguntan... ¿Y tú para cuándo? Y ella sonríe sin decir nada, pero por dentro se está cagando en las muelas de todos los preguntadores. Y también ha ido a la peluquería... como casi todas, y tiene un vestido precioso, y le gustaría estar en cualquier otro sitio antes de seguir en la boda.

La señora que saca a bailar a todo el mundo

¿Pero qué les ha dado a estas señoras? Que no quiero bailar, que me suelte. ¿Qué interés tiene esta señora de que todo el mundo baile? ¡Baila tú, tía loca! ¡Que me dejes en paz, que …! ¡SOCORRO! Bueno, una lenta y ya está... Por cierto, ¿Usted quién es?




¿Por qué llora?

No sabemos quién es, pero se ha pasado toda la ceremonia llorando. En el banquete ha estado un poco más tranquila. Puede que sea una amiga de la madre, la profesora de religión de la novia, la vecina de abajo.... o la que paga la boda.



En el próximo capítulo hablaremos de Los Otros... Los señores que van a las bodas.


Gente que va a las bodas. Capítulo II, los señores que aunque no quieran, van

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En el capítulo anterior os contaba la clase de mujeres que van a las bodas. Te preguntarás si a las bodas que voy, no hay hombres. Los hay, y aunque algunos no quieran ir, van.


En esta segunda parte, vamos a hablar de los señores, los que comen naranjitas y limones (o eso dice la canción, ¿Dónde cojones están esos señores que comen esas mierdas?).


Vamos al lío. Lo hacemos cortito, para que puedas llevarte la chuleta y reconocer a todos los señores que hay en las bodas. Los 11 principales, como un equipo de fútbol.


Con el número uno…

El asustao

En casi todas las bodas puedes encontrarte a un tío vestido, casi siempre van vestidos, a la puerta de la iglesia con cara de acojonao. Es el novio. Te digo por si vas por la parte de la novia y aún no conoces al señor que se va a casar. Pues es ése. El que está rodeado de gente sonriendo y él intenta hacer algo parecido. Lo intenta, pero no le sale. Es como esos presentadores del tiempo que les sacan para demostrar que en la calle están a 10 grados bajo cero. Y ellos intentan ser profesionales y dar la crónica. Pero no les sale y los músculos de la cara no le obedecen.  Esa es la cara del señor que luego dirá que es el día más feliz de su vida.


El hermano

Da igual que sea hermano del novio o de la novia. Le han nombrado relaciones públicas de la boda. Tiene que saludar a todo el mundo, incluso aunque no sepa quiénes son los invitados. Se han dado casos de hermanos que se han equivocado de boda y siguen dando la mano, abrazos y besos a todo el que se cruce por su camino. Y así, desde una semana antes de la boda, hasta que los novios se vayan de luna de miel. No está pagado ese trabajo. Y siempre con una sonrisa, como las azafatas del cupón de la ONCE, pero con traje de novio de boda.


El ahorcado

Suelen ser jóvenes a los que el cuello aún no se les ha hecho para llevar corbata o camisas de cuello duro. Pasan toda la boda, en la iglesia o en el juzgado, luchando con la corbata. Suelen ir acompañados por un personaje femenino que se pasa la boda haciéndole señas para que deje de tocarse (seguimos hablando de la corbata). Ya puede ser su madre, o su pareja. No ven el momento de desabrocharse el nudo y el botón de la camisa. Si les dan a elegir entre todo el oro del mundo o quitarse la corbata y la chaqueta, te preguntarán que si pueden quitarse las dos cosas a la vez.


El del traje de otro

No os habéis dado cuenta de que siempre hay alguien que llega con el traje de otro. Siempre es alguien más alto, o más bajo, o más gordo, o más delgado. Se vé que el traje no está hecho para él. Pero ahí le tienes, aguantando como un campeón. Pero todos sabemos que no es tuyo... Es como llevar una peluca. El "pelucado" piensa que no nos damos cuenta, pero...


El del mismo traje

20 años más tarde y 50 bodas después, ahí le tienes. El mismo traje. No ha pasado de moda. El traje sí. Es el señor el que no ha pasado de moda. Con cambiar la camisa y la corbata, todo vale. Lo difícil es no cambiar de peso durante tanto tiempo. Pues este señor, que suelen ser enjutos (no mojamutos), sigue igual.


El chuzo

Puede ser que no esté acostumbrado a beber, o que haya bebido tanto que da igual el entrenamiento que tenga. El caso es que es incapaz de hacer los 20 metros lisos. Necesita una carretera más ancha que larga para poder caminar. Habla poco, para que no se le note... pero se le nota. Y sonríe, mucho, se le podría confundir con el hermano del novio o de la novia... A veces es la misma persona.


Bailarín

Que los hombres no bailan lo sabe todo el mundo. Menos este hombre. Ahí le tienes. Le encanta mover el esqueleto y decir cantidubi y todas esas cosas. Y baila como si estuviera en un programa de Jose Luis Moreno… de esos de los 80... Uy, me dicen que vuelven esos programas... Bueno, pues este tío vuelve a estar de moda.

 BALLET ZOOM

El tío del pueblo

Todos tenemos un tío del pueblo. En toda boda que se precie hay señores que parecen sacados de otra película. Es como meter a un guerrero de Juego de Tronos en Mad Men. Canta. Pues hay muchos, y suele ir en pareja, pero de eso ya hablaremos en el próximo capítulo.  Es muy probable que lleve tirantes y una chaqueta de cuadros. Como un hipster, pero con 80 años.



¿Qué hago yo aquí?

No conoce a nadie. Ni al novio, ni a la novia.  (4 bodas y un funeral). Pero ha venido de acompañante de su pareja, que sí que conoce a uno de los contrayentes (lo que viene siendo el novio o la novia). Y está más perdido que el tío del pueblo. pero es muy probable que hablen diferentes idiomas... aunque hablen español.



El modelno

¿Ves aquel disfrazado de ridículo? Pues ahí le tienes. El moderno. Es el primo que se fue al extranjero a estudiar. Ya era ridículo antes de irse y nadie le echaba de menos, pero ahora ha vuelto en versión empeorada. Lleva puesto todo lo que tú no te atreverías a ponerte. Y todo junto. Como la versión joven del tío del pueblo, pero él no es antiguo, es vintage... Lástima de madre que no le diera con la mano abierta hace tiempo.




El camarero

No forma parte de la boda, pero está en todas. Siempre hay un camarero enrollado en las bodas. Al final te aprendes su nombre y todo. Y al chuzo, le pone los cubatas (qué palabra tan antigua) más cargados, y si te portas bien, te pone un poco más de carne en el plato.


Seguro que hay muchos más, pero tampoco es cuestión de abrumar. Vamos a dejarlo aquí...

Elecciones, encuestas, el escrutinio en España es excelente... espero

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¿Has visto que ingenioso? Por si no te has dado cuenta en el título todas las palabras empiezan con E. Esto es escandaloso. ¡Lo sé, lo he vuelto hacer! Soy Estupendo. ¿Quieres que siga todo el post así? ¿Todo con la E? No me tientes que lo hago… Pero tratándose de un post sobre las elecciones, voy a ser coherente y no voy a hacer lo que se espera de mí. Que las encuestas dicen una cosa, pues yo hago la otra.



Soy rebelde porque el mundo me ha hecho así, pero tampoco mucho. Y por eso, porque soy un rebelde light, de garrafón, voy a contar cosas que pasan en la mayor parte de las elecciones de las que tengo memoria. Y mejor no las cuento, porque ya habido urnas cuantas (¿Veis como soy el cubo de la risa?).

Las elecciones siempre siguen un plan. Que se cumple siempre. Puede tener un orden distinto, pero vamos a ver si damos con él. ¿Preparados?

Los candidatos

Hay gente que dice que sin candidatos, no habría elecciones. Yo no estoy muy convencido, pero vamos a seguir con la mayoría.  Los candidatos. Son esos señores y señoras que casi siempre son los mismos. Y sonríen, y dan besos a los niños, y se montan en transporte público y van al mercado. Son como el resto de nosotros… Por unos días. Luego ya no. Son como esos jovenzuelos en la primera cita. Parecen buenas personas, pero sólo quieren una cosa. Bueno, dos, tu voto y lo de los jovenzuelos.


La campaña

Dure lo que dure, es muy larga. ¡Y tú más! ¡Pues anda que tú! Y tú el triple. ¡Pues tú menos! ¿Que yo menos? ¡Pero si yo era más! No, pero es que tú y tú y tú. Parece una canción de Pablo Alborán. Y así 15 días. Lo de la campaña me refiero. Que no sé yo que es peor si la canción (aunque sea una vez) o la campaña. Y algunos te dicen lo que les gustaría hacer, pero luego las circunstancias, y las cosas no son como parecen, y qué más quisiéramos nosotros que cumplir con lo que hemos dicho, pero es que…



Los eslóganes y los carteles electorales

Es lo que viene siendo las frases que ponen junto al careto facial del señor candidato. Y toda frase tiene que llevar al menos una de estas palabras. A saber: Futuro, tú, progreso, avanzar, contigo, trabajo, ilusión, cambio, vota, podemos, ganemos y nos lo llevemos (igual la última no la dicen, pero es a lo que van). Luego, sí te he visto no me acuerdo.

¿Le votaron? ¿Y le azotaron?

Las encuestas

Pocas o muy pocas veces aciertan. Al Partido Poscialista le van a votar 20 personas, al Partido Osculista otros tantos. Y a esos nuevos, 10 mil millones de votos. No aciertan nunca, pero ahí seguimos teniendo a señores expertos hablando durante días en la tele, la radio y periódicos de lo que nunca se cumple. Luego, una vez que salen los resultados te lo explican. Es como si me tiro 10 días hablando de un partido de fútbol, te doy el resultado, no acierto y luego te explico por qué se han equivocado los jugadores al marcar o no marcar los goles. Esto no estaba previsto. Y es que la gente no sabe lo que vota.


La gente no quiere ser mesa

Normal. No hay cosa más fea que una persona con cuatro patas. Todo el mundo escribiendo encima de ti. Hay gente voluntaria, que se llaman interventores, porque intervienen. Y siempre hay algún presidente de mesa que se siente indispuesto (normalmente se indisponen bebiendo mucho y así no se puede ejercer, como es bien sabido. Al menos de Presidente, si ejerce en su vida privada, ya no nos metemos). Por si no sabéis de qué mesas hablo, ya te lo cuenta la Wikipedia


Las monjas que votan

Siempre hay algún pueblo o ciudad en las que salen monjas votando. Como si no pudieran votar. Lo que pasa es que ellas van con disfraz de monja. También van picadores a los colegios electorales, pero al no ir con el caballo, su tripa de picador, el traje de señor picador y la lanza en astillero y adarga antigua (me he vuelto a confundir de cuento)…, pues no llaman tanto la atención.


La señora que llevan a votar y no sabe si la entierran o la llevan de paseo

Es muy mayor y a la gente de la tele y de la radio les parece buena idea entrevistarla. Y le ponen un micrófono y no sabe si tiene que morderlo, o es un sacerdote con el cacharro de los santos sacramentos o qué. Pero ella quiere votar… o no, pero la llevan a votar. A veces sin su consentimiento.


Sentimos la confusión. Esta señora sí quiere botar. Desconocemos si también quiere votar.

Las israelitas

Siempre hablan de estas señoras, pero no las he visto nunca. Creo que son gente que está a la salida de los colegios. Para mí, que son las famosas que te dan caramelos con droja, pero ya te digo que estoy seguro de quiénes son.


El escrutinio

¿Hay alguna palabra más fea que esta? ¿Cómo vas con el escrutinio? Pues ahí está. Me molesta al sentarme, pero parece que voy mejor. Bueno, pues ya nos veremos cuando dejes de escrutar. Y resulta que no es una enfermedad. Es el recuento de votos.


Porcentajes

No hay día en el que hablen más de porcentajes que durante unas elecciones. Ni en las rebajas se habla tanto. Al X por ciento escrutado, el Frente Popular de Judea, tendría el Y por ciento de los votos, y los del Frente Judáico Popular perderían sus escaños.


Escaños

Durante la noche electoral, la gente anda perdiendo, ganando y recuperando escaños. Resulta que son las sillas esas tan cómodas que todo el mundo está deseando pillar y luego cuando las tienen, ni siquiera se sientan en ellas. Son como niños. ¡Mama, cómprame un piano! No, que luego solo lo tocas un día y luego nada. Pues estos igual. Y ahí, siguen, dándoles el escaño para que luego no se sienten.



Pueblos en los que terminan de votar a las 10.

Es que somos pocos en el pueblo. Fuimos a misa de 8, nos acercamos a por el pan y la leche, y ya de paso votamos. El único, el alcalde, que es un rojo y no va a misa y se levantó más tarde.

Y todos tan contentos. Chimpún

Pues ya ha votado todo el mundo. Todo el que ha querido, que hay gente pató. Han salido las señoras israelitas, se siguen haciendo cuentas, se escrutiña o escudriña (o como cojones se conjugue el palabro) y ya tenemos los resultados. Es lo mismo que sea para alcalde, comunidad, gobierno y portero de discoteca, que al dar los resultados todo el mundo está contento. Puede que les hayan quitado todos los asientos o escaños, o hayan perdido el gobierno, es una fiesta. Todo el mundo sale a hablar por la tele tan contento. 

Es lo que llaman, la fiesta de la democracia.


Las fotos: antes y después

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No, no voy a hablar de las fotos en las que sale gente sin pelo y luego como un cantante yeyé. O con tripa y sin tripa.


Os voy a contar algunas cosas sobre las fotos. Cómo eran antes y cómo son ahora. Cómo las hacíamos y cómo las hacemos.

No es que haya demasiada diferencia, básicamente se hacen igual. Miras y aprietas un botón. Pero ahora no sólo las hacemos con una cámara de fotos, también utilizamos un teléfono, o una Tablet, o un ordenador… o un reloj. En breve, las escobas harán fotografías también, mejor que algunos. Y la nevera, y las cámaras de fotos de juguete.


Vamos al lío.

Cámara y acción

Antes había las cámaras buenas, que eran las que tenían los cuñados (que siempre eran las mejores) o profesionales (no quiero decir que los cuñados sean profesionales... bueno algunos cuñados sí que son profesionales), y el resto. Ahora hasta el teléfono móvil que sólo tiene botones para llamar, mensajes y cámara hace buenas fotos. Y tienen 2000 voltios de resolución y no se mueven, ni traspasan, y con un montón de colores.



El camarón

¡Qué cámara tan buena! ¡Seguro que hace unas fotos cojonudas! El mismo razonamiento que: “¡Vaya máquina de escribir! ¡Tiene que escribir unos libros maravillosos! Y con los teléfonos pasa lo mismo, o con las tabletas. Por tener una cámara con 200 maxisingles por minutos, no se hacen buenas fotos. Lo que importa es el señor o señora que le da al botón.


¿Ya está?

Sí señor. Las haces y las ves. Incluso puedes ver cómo va a quedar antes de hacerla. Antes tenías que acabar el carrete, llevárselas a un señor o señora para que te las revelara y ver cómo habían quedado. Si el señor o señora era muy rápido, las podían revelar al instante (que tardaba entre 1 hora y un día). Como para pedirle que te hiciera un café instantáneo.


¿Has dicho carrete?

Así es. Eran unas cosas que se metían en la cámara para que se guardaran las fotos. Como la memoria, pero enrollado (no voy a hacer chistes con memorias guays). Pero tenían muy poca memoria. Como mucho 36 fotos. Y te ibas de vacaciones 3 meses a recorrer mundo y volvías con 5 carretes y la gente te decía que menudo cansino estabas hecho. Que si no tenías otra cosa que hacer. Ahora en un fin de semana sin salir de casa, haces 200 fotos y se las enseñas a todo pichichi.


¿Repetimos?

Ahora ves las fotos ipso facto (que quiere decir rait nau, o nada más hacerlas). Y antes. ¿Habré salido bien en la foto con mi Paco en el altar? No había opción de cambiar a Paco por otro.  Ahora si no te gusta la foto, paras la boda, y le dices al cura que te suelte otra hostia. Y el cura, seguro que te la da. Así son de solícitos los curas. Y si no te gusta cómo sale algún familiar, pues le borras con el Photoshop y santas pascuas plin. Así se arreglan los problemas.


¿Álbum?

El único álbum es el de los cromos. Si te queda alguno, seguro que está lleno de fotos de gente muy antigua. O tú, pero cuando eras antiguo. Ahora todas las fotos están en la nube. Como tu primo el bobo que está en Babia, pues, las fotos igual. O en Facebook o Instagram, o vaya usted a saber dónde cojones se guardan.



Menudo artista

Hay gente que hace la foto de un alambre y le queda bien. Da igual que el alambre esté retorcido y que no haya más que el jodío alambre. Otros hacen una foto del lugar más bonito del mundo o de una modelo, y te dan ganas de coger el alambre y…. Sujetadme que… Es como Pitingo escogiendo una canción. Y es que para todo hay que tener arte. Hasta para apretar un botón. Hay que saber a qué, cuándo y cómo apretarlo. Diréis que no tiene mucho misterio… pero lo tiene. Y mucho.


Filtrando

Hay gente que podía filtrar las fotos que hace. No es que le ponga filtros, sino elegir un poco. Que hacemos fotos a todo. A la comida, a la habitación del hotel, al camarero, al baño, a lo que haces en el baño (a todo lo que haces en el baño) y estamos tan contentos. Y aquí está la azafata que me dijo que no podía subir con la maleta en el avión. Y aquí el avión, y unos amigos de Murcia…


Fistros pecadores

Antes el único filtro era el que te ponías tú. O tu padre o tu madre. Piensa en si le gustaría a tu padre o tu madre ver la foto que vas a publicar. ¿Crees que no? Pues ahí tienes el mejor filtro. Ahora el filtro te lo da el señor Instagram, o el señor Google, y el “fotosó”. Y lo pinto de verde, y ahora le pongo un brillo, y “calurosidad” y un poquito de… Mira lo que pasaba a Van Gogh por liarse con los filtros en sus fotos… (¿o no eran fotos?).


Los autorretratos

Hablando de Van Gogh, a algunos que se hacen fotos, era para cortarles las orejas. Lo del rabo ya me parece excesivo. Hay que parar lo de los selfies. Y no me digas que tú no te has hecho alguno. O te lo han hecho. Que si te lo han hecho ya no es un selfie, pero ya sabéis de lo que hablo. Aquí no vale decir que es cosa de mi hermano, de mis amigos que me obligaron. Si no quieres no sales. Y es que hay más gente posando en el baño que fotos de boda y comunión. Y tenemos que poner esa cara de sopla. O enseñar musculitos. Y hay selfies que no deberían publicarse.


Un palo a los de los selfies

Yo les daba un palo a los que se hacen selfies. Literal. Y luego otro, y otro, hasta que dejen de hacérselos. Pero, espera, que a lo mejor hay gente que no sabe lo que es un selfie. Es lo que venía siendo el autorretrato de toda la vida. Es poner la cámara a la altura del hocico, estirar un poco el brazo, poner cara de pato, apretar el botón, mirar cómo ha salido y volver a repetir hasta que salga bien… Y es muy probable que nunca salga bien.



Con lo bonito que es un retrato

Yo no estoy en contra de los selfies… O sí, pero da igual. Con lo que costaba revelar una foto, no era cuestión de hacer experimentos y que sólo saliera una oreja (sonriendo eso sí, pero una oreja), o te pegabas un flashazo en el careto facial que te quedabas ciego durante 15 minutos. Y no ponías cara de pato a la naranja porque te metía tu padre una hostia que te quitaba el pico en un santiamén (qué bonita palabra).  Por eso, le pedías a un amable señor que si te hacía una foto… Y conocías gente, y el señor te daba charleta. Ahora, todo lo hacemos solos… y con nuestros 200 amigos todos juntos en la foto. Y no ponías cara de pato.


Fotos y bebés

Yo no sé vosotros, pero de pequeñitos todos teníamos la típica foto cayéndosete la baba y en una bañera en pelotas, otra con los pañales puestos, otra gateando y la de la comunión. Ahora los pobres niños y niñas tienen 300 fotos con Papa Noel, con los Reyes (los de Oriente), disfrazados, desnudos, con ropa de invierno, de verano… y todo en un año. Si lo multiplicas por las ganas que tendrán esos críos de matar a sus padres, te da un total de…


Y dicho esto, por favor, seguid haciendo fotos. Quiero ver cómo ponéis cara de pato, cómo crecen vuestros bebés, los sitios a los que habéis ido de vacaciones, vuestro desayuno, la merienda y la cena.  Pero no os hagáis fotos de los pies. No me vale que los vuestros sean bonitos, no hay pies bonitos. Y si podéis utilizar los filtros, mucho mejor… los de antes. Y ahora, ¡A hacer fotos!


¿Te imaginas que los animales hicieran…?

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Yo no sé ahora, pero de pequeño, de las cosas más divertidas que se podía hacer era imaginar. Ahora también lo hago, pero no voy por la calle diciéndole a la gente. ¿Te imaginas? Eso lo hacen los políticos y los creativos de publicidad y luego nada.

Y todo esto viene a que hace poco tuve un momento ¿te imaginas? Vi a una joven con un tatuaje de un delfín en la espalda. Saltando. El delfín. La chica no saltaba en ese momento. Y me imaginaba cuando fuera mayor, muy mayor. Ahora sí que hablo de la chica. Con la espalda arrugada y con el delfín allí pintado. Y empecé a imaginarme a los delfines tatuándose a personas mayores en la aleta. 


Y a partir de ahí. Ya me empecé a imaginar más cosas que harían los animales. Es como mi propia versión de las fábulas y los cuentos. ¿Y si hicieran cosas como los humanos? Pobres… ¿Te imaginas? Como por ejemplo…
Un lobo, dos lobos, tres lobos

¿Y si los lobos fueran a clases de aullidos? Y ahí tienes al profesor diciéndole al lobezno que mejore su técnica. “Que así no vas a llamar la atención de ninguna loba ni vas a salir en los documentales de la 2 ni nada. Que los agudos bien, pero hay que mantener la nota durante más tiempo. Y no te olvides de sonreír y de abrir el diafragma”.


Ovillos de lana en Youtube

Ahí les tienes. Todos los gatos enviándose vídeos de señores y señoras  jugando con ovillos de lana. ¡Qué divertida es la señora haciendo punto! ¿Y este señor con la colcha de ganchillo? Y mira éste con una rueca. ¡Os estáis perdiendo cómo trabajan con el telar! ¡Esto lo subo a Facebook y lo peto!


¡Vaya pelos!

Ni moda, ni modo. Te vas a la peluquería pero ya. Que estoy harta de encontrarme pelos por todas partes. Si se ríen los otros leones, que se rían, pero o te cortas el pelo o conmigo no te acuestas, o te tumbas, o lo que quiera que hagamos los leones y las leonas”.  Y el león, pues ya sabes. Desmelenao.


Usain Bolt es una apuesta segura

Ahí tienes a los caballos yendo al personódromo a ver, como su propio nombre indica, a personas correr. Y apostando por ver quién es el más rápido. “Sin nadie encima, tampoco tiene tanto mérito. Ya pueden correr sin peso. Los blanquitos no ganan nunca. No serán pura sangres”.


Los campanarios se están poniendo por las nubes

Esta es una de las conversaciones más frecuentes entre las cigüeñas. “Que mira que precios. Que ya no se puede vivir en las grandes ciudades. Que los nidos son cada vez más pequeños y somos 10 familias en un campanario de segunda mano. Ni intimidad ni nada”.


Pero si yo me cuido y mira

“Sigo la dieta a rajatabla y nada. Que sigo engordando. El pan ni tocarlo. Y beber mucha agua, Y nadar, y comer verdura y no probar el alcohol. Y aquí estamos. Soy de constitución fuerte, pero no es normal que pese tanto. Yo creo que voy a tener que ir al endocrino o algo”.


Se me olvidó la letra

Esos canarios que están en mitad de la canción y de repente se callan. Que se les ha ido la letra. Y no hay nada que hacer. Ahí les tienes intentando recordar cómo seguía y nada. Tú crees que es que les da vergüenza por que les estás mirando y nanay de la China (expresión viejuna donde las haya). Menos mal que no tienen que cantar el himno.


¿Has probado a adoptar a un humano?

Perros que no pasan por su mejor momento, o tienen una depresión, o están pensando en jubilarse ya. Lo mejor es adoptar un humano. Y sacarles a pasear y ver lo contentos que se ponen cuando te ven. Lo de mover la cola lo tienen que entrenar un poco más, pero es tan bonito verles sonreír. Lo que no llevo tan bien es que me den besos…


Este año, nos vamos a la playa

“Ya está bien, siempre a la montaña. Este año nos vamos a la playa. ¡Pero es que nosotras siempre tiramos al monte! Pues nada, hay que cambiar y abrir nuevos horizontes, que estamos muy encasilladas y ya es momento de cambiar. Tenemos que salir de nuestra zona de confort y probar nuevas experiencias”. Y así lo hicieron.


Nosotros también queremos sol

Hablando de cambios. Ellos necesitan un cambio también. Y es que vivir siempre con esa humedad les está matando. Y mira que se dan golpes en el pecho. Es el propio cabreo que tienen. Que están hartos de vivir en la niebla. A ver por qué ellos no pueden vivir en un sitio con sol, y salir a tomar algo a una terracita. Todo el día en un sitio tan triste. Ni un día más en Londres… ¿O los gorilas no viven en Londres?


Ni bolsa ni bolso

- Que ya está bien que te lleve el tabaco, las llaves, la cartera y el móvil.- Ya me gustaría tener bolsa, pero es que… - Se acabó, a partir de ahora lo llevas en la mano, o en la pata, que para pegar saltos no te hacen falta las patas de delante. La bolsa es para que vaya Joey y no para guardar tus cosas. Que ya me dirás para que necesitas el móvil en medio de Australia, que ni hay cobertura ni nada.


Ojos como Pelegrini

Bueno, igual no sabéis quién es Pellegrini. Es un entrenador de fútbol que tiene los ojos un poco perjudicados. Como los círculos de las cocinas vitrocerámicas, pero en señor. Pues así les pasa a los peces del mar. Que ya les gustaría que les quitaran la sal. Tú trata de estar 10 minutos con la cabeza bajo el agua (utiliza un tubo, que te conozco) y ya verás cómo se te ponen los ojos. Pues a los tiburones, y las merluzas y los chipirones, les pasa lo mismo. Y llevan tiempo quejándose, pero nadie les hace caso.


Ponte en su piel

No es fácil ser una serpiente. Sin poder andar, todo el día arrastrao, sin sangre caliente… Todo son desventajas. Dirás que al menos cambian la piel. Ya, pero es la misma. El mismo color y todo. Que si pudieras elegir. No sé, que esta temporada se llevan los tonos ocres, pues nada, una serpiente durante toda su vida, sin poder cambiarse el color ni nada. ¡Qué injusticia!


Se me ocurren muchas más cosas, como caracoles que buscan personal coaches para mejorar su velocidad, monos que necesitan revistas pornográficas para… ya sabes… ardillas que van a Ikea para decorar su agujero (donde viven, que todo hay que decirlo), pavos reales que tienen complejo de superioridad, tigres que van al afilador, elefantes que se operan para reducir sus orejas, conejos que te hacen la pascua, osos panda que se quitan las bolsas de los ojos, hienas tristes, focas que no les gusta el pescado, camellos con problemas de bebida, koalas que no soportan los caramelos de eucalipto, cebras que cruzan por donde no se debe, vacas que dan leche desnatada, ovejas que tienen mantequilla para toda la semana, hámster que se niega a dar vueltas en la puta rueda, burros que se meten en política, y llegan a Presidentes del Gobierno...

10 cosas que no echo de menos

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Tenemos cierta tendencia a echar de menos cosas del pasado. Olores, sabores, lugares, gente. Todo era mejor antes, y más grande, y más divertido,  y los tomates sabían a tomates, no como ahora.


Y es que hay gente para todo. Conozco a uno… bueno, no le conozco, pero le he oído decir que echa de menos, la cama revuelta, ese zumo de naranja, y las revistas abiertas, y el crujir de tus tostadas y el sentir por el pasillo, tu gato que araña. Claro que llamándose Kiko Veneno, tampoco hay que fiarse demasiado. ¿Quién puede echar de menos que te arañe un gato y la cama revuelta?

Vozarrón de Willy Toledo

Pero también hay cosas que no se echan de menos. Vamos allá.

Nota: Las opiniones expresadas en el blog son responsabilidad única del irresponsable que escribe este blog. Las opiniones pueden sufrir modificaciones en siguientes posts. Y es que hay veces que no me pongo de acuerdo conmigo mismo.

1. La carta de ajuste

Que habrá gente que lo eche de menos, pero me da que son muy pocos. No veo ya a la gente poniendo la tele para escuchar la música de la carta de ajuste. ¿Y quién ajustaba la tele con esa carta? Sube un poco más el color, que el rojo está un poco apagao… Y es que en aquel entonces (unidad de medida muy utilizada para cuando no estás seguro de cuánto tiempo hace de cualquier cosa) el color rojo no estaba muy de moda.



2. Que empieza el telediario

Quitando el deporte, hay muy pocas cosas que vemos cuando las ponen en la tele. Las series preferimos verlas todo seguido, las películas sin anuncios, los programas resumiditos. Cuando llega el telediario ya te sabes todas las noticias. Y según qué telediarios, las noticias no tienen nada que ver con la realidad. Cada vez más la gente ve los programas de la tele, cuando quieren, pueden o tienen tiempo. Estaría bien poder ver el telediario del futuro, pero por ahora, nos tenemos que conformar con saber las cosas que han pasado… y aun así, tampoco aciertan.


3. Levántate a cambiar de canal.

Hubo un tiempo (en aquel entonces) en el que no había mando a distancia. Total, no había mucho que cambiar. Sube la voz, baja la voz, enciende o apaga. Había dos canales. Estaba la Primera Cadena y el uacheefe, que duraba un ratito. Ahora ya no hay que levantarse para encender la tele… es más, casi te da pereza encenderla… aunque tengas mando.


4 Los sellos.

Que sí, que habrá gente que siga enviando cartas. Los señores de los Bancos, y los que te mandan facturas, pero gente normal (como dice Rajoy), poca. Pero yo no echo de menos las cartas (ni las de póker siquiera), ni los sellos. Eso de ver al Rey Juan Carlos y chuparle la nuca y pegarle en un sobre me ha parecido siempre muy poco elegante. ¿Y ahora a Felipe? ¿O a la reina Leti? Y a esos bueno, que son casi de la familia (de su familia), pero chupar a señores desconocidos? Nanay. Que no digo yo que esté mal, y que hay señores filopédicos, o filarmónicos que se dedican a hacer colección de sellos… Tiene que haber gente para todo. Y es que echar de menos sellos no yo (Yoda style).


5 Ir al banco.

No es que fuera demasiado al banco antes, pero es que ahora, que casi lo puedes hacer todo por internez, no hace falta pisar el banco. Antes ibas a cambiar dinero, y te daban francos, y liras y violines (eso no, pero es poético, ¿no? Ahora casi todos usamos euros. Y los sacamos en los cajeros. Y cajeros sí que visitamos, pero esos están casi todos fuera de los bancos, como si les diera vergüenza formar parte de la sucursal. Ahí en la calle, expuestos al frío, al calor, y a los chorizos… Bueno, que dentro, también hay algunos…


6. El olor a tabaco

¿Os acordáis cuando al comprar un billete de avión os preguntaban si eras fumador? Y no, no era para hacerte descuento, cobrarte más o echarte colonia. ¡Se podía fumar! Y no, no lo echo de menos. No me gusta que se fume en cualquier sitio. Yo soy así. Ni cuando fumaba. Otros no quieren que a los toros te pongas la minifalda. Yo prefiero las minifaldas al tabaco. Y es que antes, olía todo a tabaco, la ropa, el pelo, las nubes. ¿A qué huelen las nubes? Olían a tabaco. ¿Y ahora?


7. Cabinas y teléfonos

No sé dónde se cambiará Supermán ahora. O si se cambia siquiera, porque yo creo que hay tantos malos, que se ha dado la baja por estrés. El caso es que no hay casi cabinas. Algunas en Londres, pero para que la gente se haga fotos. Pero lo que no echo de menos para nada es el pagar una fortuna por hablar por teléfono. Ahora cada vez hablamos menos. Nos enviamos “guasas” o mensajes por redes sociales. Tampoco llamamos a cobro “revenido”. Y cuando hablamos, lo hacemos a través de Internet, Skype, hangouts y todas esas cosas con nombres raros para que no podamos pronunciarlas correctamente y se rían los demás.


8. Poner un fax

Puede que alguno no sepáis lo que es un fax incluso. Era un cacharro (todavía los hay) que metías un papel escrito y lo mandabas a otro sitio, aunque fuera muy lejos. El mismo papel, escrito con la misma letra.”¡Ameisin!” Yo, personalmente odiaba el fax. Imaginaos, enviar una nota de prensa a través de fax a 100 contactos. No había correo electrónico todavía, y llamar a las 100 personas para leerles la nota, no estaba bien visto. A una media de 3 minutos por fax, teniendo en cuenta que no diera ningún problema, no tuvieras que llamar para que te dieran su número, que el fax no diera problemas, que el tren vaya a 100 kilómetros por hora ¿A qué distancia se encontrará con el tren con destino a Barcelona? Creo que me he liado. Que te tirabas todo el día, vamos.


9. Consultar libros gordos

La gente no iba a los gimnasios. Cogía una enciclopedia, o un diccionario y tan contentos. Por eso ahora está la gente tan pasada de peso. No consulta libros gordos. Se va a internet y santas pascuas plín. Que quieres saber cómo se dice recorcholís en esloveno y está disponible en la red. Ya me contarás quién lo busca, pero seguro que lo encuentras… Por cierto, se dice gee-čarovnik.


10. Desdoblar un mapa

Realmente no es desdoblar lo que no echo de menos, sino volver a doblar el mapa una vez abierto. Trata de hacerlo, sin enfadarte. Respira, y vuelve a intentarlo. Sí, Galicia es lo que va encima de Portugal. No Valencia y Málaga no están en el mismo doblez. Ya no hace falta… Pero a ver, cuando Google, o Microsoft o quien sea, crea una aplicación para doblar sábanas ajustables.


Pero a lo mejor tenía razón el señor Veneno y deberíamos echar de menos algunas cosas como al gato que comía tostadas, bebía zumo de naranjas y leía revistas abiertas… ¿O me estoy volviendo a liar?



Yo sonrío, tú sonríes, él sonríe... no todos sonríen

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¿Os habéis dado cuenta de que la gente cada vez sonríe menos? Nos estamos volviendo poco sonrisueños (o como quiera que se llame a la gente que sonríe). Vamos siempre con prisa, enfadados, mirando al teléfono y no levantamos la cabeza para ver un montón de cosas que nos hacen sonreír.

Hay veces que no te apetece reír, ni sonreír, ni nada. Algunos parece que han nacido para sinreír. Todo el día enfurruñados (no me digáis que no es una palabra bonita de leer). Ellos se lo pierden. 


A ver si coincidimos en los momentos sonrisibles. Allá vamos.


10 cosas que me hacen sonreír.



Acertar los números de la lotería

Empieza fuerte la cosa ¿verdad? Pero no es lo que os pensáis. No es hacerme millonario lo que me hace sonreír. O sí, pero es que nunca he sido millonario y no os puedo decir. Pero alguna que otra vez sí he acertado algún número de la lotería o del cupón de los ciegos. Esas ocasiones en las que dicen en la radio o en la tele los números, yo siempre intento adivinarlos. Y a veces lo consigo. Me conformo con bien poco. 


¿Estoy guapa?

Si tu chica te pregunta si está guapa o si le favorece la ropa, sonríe. Es la respuesta correcta. No digas nada más. Sonríe y asiente. Y si puedes, escápate corriendo. Luego vendrán más preguntas. Y ya no hay escapatoria, tendrás que argumentar tu respuesta y estarás perdido. ¡Calla y corre como decía Mortadelo a Filemón!


La lluvia desde la ventana

Hay gente que le pone triste la lluvia. A mí no. Me encanta mirar la lluvia desde la ventana. Esos días en los que no te apetece salir y ver cómo resbala el agua por los cristales. Ese sonido tan particular de la lluvia, la gente corriendo, el reflejo de las luces en los charcos. Y ese olor especial…. Es todo tan bucólico… Pero ya llevo dentro del coche más de una hora…  Y no deja de llover. ¡Puta lluvia! Y habrá gente que le guste la mierda esta... ¿Serán $%&@#? Y se me quita la sonrisa, pero fue bonito mientras duró.


El saludo de un extraño

Se están perdiendo las buenas costumbres. Antes, cuando te cruzabas con alguien, saludaba. Cada vez queda menos gente así. Creo que deberíamos seguir haciéndolo. Y siempre con una sonrisa en la boca… Espera, que el extraño me está diciendo algo… ¿Que si quiero qué?... ¡Pues no va el tío y me ofrece caramelos! ¡Será degenerado!


Ver a una pareja bailando

Ya decía Sergio Dalma que bailar de lejos no es bailar. Un hombre solo no debe bailar. Nunca. Pase lo que pase. Pero una pareja es diferente. Ver a esos jovenzuelos danzar… Ahí todo cambia. No puedo evitar la sonrisa… Con unas parejas más que con otras. 


Cuando las cosas salen bien

Me encanta ver que a la gente le salen las cosas bien. No entiendo a los que se alegran del mal ajeno. De verdad que no lo comprendo. Es tan bonito ver a todo el mundo contento. Lo que pasa es que no siempre puede salir todo perfecto… A veces lo que parece que ha salido bien…


Los encuentros en el aeropuerto

Me refiero a la gente que se encuentra, no a los partidos de fútbol que se pueden ver dentro, que a veces con lo que hay que esperar te da tiempo a prepararte para jugar la “Championlí”. Pues eso. Que sonrío al ver a la gente encontrándose. - ¡Qué bien te encuentro! - Pues no me encuentro bien. -Bueno, espero que luego te encuentres mejor. Y así pasan el rato. 


¡Nuestra canción!

No me digas que no te pones contento cuando ponen tu canción. Yo sólo sonrío, pero hay algunos que no pueden ocultar lo felices que se ponen. Dentro vídeo.  


Ver a los padres leer

Y no, no me refiero a un sacerdote leyendo la Biblia o a una monja leyendo los Grites jits del Papa Francisco. Cada vez que veo a un padre, o madre, o abuelo, o abuela, o tío o tía, (¿te quieres callar ya, que la idea ya la han pillado?, leer a los niños, me provoca una sonrisa. De mayores nos siguen contando cuentos, pero son más increíbles que los libros infantiles (y ya es decir). 


Los chistes malos

Cuanto más malos mejor. Pero aunque sea más malo que Rodrigo Rato. Bueno tanto no. Los buenos también me hacen sonreír. La verdad es que soy muy fácil en el tema de la sonrisa y los chistes. ¿Cómo no vas a sonreír con una cosa tan tonta como el chiste del vídeo?


También sonrío con otras cosas, como ver a un señor mayor con coleta, o el olor a pan, o pillar a la gente mirándose en un espejo poniendo posturitas, o la gente que va en un autobús turístico y saluda (en cuanto se bajan ya no hay saludos que valgan), y ver a amigos y que leáis el blog. 



Pues ya está, se acabó, ya podéis salir a la calle a saludar a gente y contar chistes malos, bailar con alguien, acertar los números… Lo que se os ocurra. Pero siempre, con una sonrisa… y te vale también en el extranjero.


10 cosas que nos cuentan, o no, en los cuentos

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Esta vez es literal. Os voy a contar cosas que nos cuentan en los cuentos. Los de verdad. Los que nos leían de pequeños y en los que se basa el señor Sidney… (¿o es Disney?) para hacer películas. Y es que hay algunos temas que no me cuadran.


Hay cosas muy sospechosas en los cuentos. Como ver a un chino paseando a un perro o a un político viajando a Suiza. Vamos con las cosas que nos cuentan en los cuentos.

Cuándo

Que los cuentos siempre son en un lugar muy muy lejano, en un reino junto al mar, en otro mundo, en los tiempos de Maricastaña, antaño… Pero no concretan. Érase una vez….(pero ¡qué vez! ¿cuándo). Y es que creo que esto es una estratagema (¡Qué bonita palabra!) para escribir sobre cosas que no son ciertas. ¡Que se lo inventan vamos!


Dónde

¿Y por qué siempre pasan cosas en los bosques? Con la de cosas que pasan en las ciudades y ni un cuento allí. Siempre en un pequeño pueblo, o en una urbanización de la sierra. Y en sitios en los que no hay ni un Carrefour, ni un Mercadona… ni un triste establecimiento regentado por asiáticos. No hay chinos en los cuentos… ¿Por qué se llaman cuentos chinos?

Hablan hasta debajo del agua
Todo el mundo habla en los cuentos. Que sale un lobo, habla, un cerdito, también, tres cerditos, también (pero ese es otro cuento). Y da igual que sea un oso y un mono, hablan entre ellos. ¡Y se entienden! O sea que los bichos hablan todos el mismo idioma. A mí me da que hay truco. Con lo difícil que es entender a algunas personas y en los cuentos no hay problema.


Y todos mezclados

En los bosques hay lobos, tigres, y toda clase de monos, boas, un oso pardo, buitres. Y todos en el mismo sitio. Tigres, leones, todos quieren ser los campeones, y un oso polar… ¡Como en Lost!


Muy limpitos me parecen

Limpio mi casita, laralalarita. ¡Que es una rata! ¿¿Barriendo?? Y Blancanieves tiene que arreglar la casa de los enanitos. Y Cenicienta todo el día con el trapo. Y no sé yo si eran ya mayores de edad. Explotación infantil.


Cantando a trabajar

Que serán dibujos y esto es ficción, pero ¿Quién se puede creer que 7 señores bajitos vayan cantando a trabajar? Hasta el gruñón cantaba. Que si fueran a Caja Madrid a un consejo de administración una vez al mes y llevarse un pastón y tarjetas con premio, bueno, pero es que iban a la mina a picar. ¡Como el abuelo de Victor Manuel! Calla, que ahora que vuelvo a ver el vídeo, era al salir del trabajo… Ya decía yo que no podía ser.



Anda, tira para el bosque

Qué afición tienen al bosque en los cuentos. No pueden hacerlo en una ciudad, o en una urbanización o en un sitio con semáforos y civilización. No, todo en el bosque con lobos, y lleno de árboles… Y qué madre deja a su hija ir sola por el bosque con una cestita. Y encima vestida de rojo, para que se la vea bien y el lobo la pille en un momento. También podríamos hablar de la miopía de Caperucita. ¿Tan fea y peluda era la abuela que tienes que preguntar tantas veces lo de las orejas tan grandes, y los ojos y la boca?


Fuera de la ley

Gente muy mala a la que no meten en la cárcel ni nada. Me suena que esas cosas pasan en algunos países. Madrastras malérrimas, lobos que se comen niñas y abuelas… Los tres cerditos por poner un ejemplo. Se hacen una casa cada uno. Y ni piden permiso al Ayuntamiento, ni pagan el IBI, ni les hace un proyecto un arquitecto ni nada… Así les va, que luego un lobo sopla un poco y a tomar por saco la casa… Seguro que pagaron en negro y ni IVA ni nada. Y ¿de dónde sacan dinero unos cerditos para pagar los materiales?


Los príncipes

Su única preocupación es buscar a alguien para casarse. Ni prepararse para reinar ni nada. Su obsesión es encontrar a una joven. Como Marujita Díaz, pero en príncipe. Hasta llegan a organizar bailes. Es como Mira quién Baila pero con otro tipo de cuentistas. Y dicen que son príncipes azules. Que mira que es un color feo para una persona.


Todos son guapos… o casi

No hay término medio en los cuentos. O muy guapos y apuestos y bellísimas o más feos que Modricestornudando. Cuanto más malos, más feos. Madrastras y brujas, jorobados, bestias… Pero algunos tienen buen corazón y las bellas se casan con los buenos… ¿Ahora entendéis por qué lo llaman cuento? 


Os podría contar muchas más cosas que me parecen increíbles, pero es lo que tienen los cuentos, que cada uno se hace el suyo propio… y a veces, nos los creemos. 

Tú también eres un friki aunque no lo sepas

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¿Friki yo? ¡“Amosnomejodas”! Los raros, extraños y estrambóticos son los demás. Los otros.


Pues tienes razón, los otros son un poquito especiales… pero tú también. No es nada personal. Todos somos frikis. ¿Qué pensabas? ¿Qué sólo los que visten un poco extraño o tienen gustos diferentes son los frikis? ¿Te has parado a pensar que tú eres diferente para los demás? Ya sé que es difícil de admitir, pero así es y así te lo estoy contando.


Y os voy a razonar mi teoría.


Antes de nada, vamos a ver qué consideramos friki. Del inglés freaky, y este de freak, ‘extraño’, ‘extravagante’, ‘estrafalario’, ‘fanático’) es un término coloquial para referirse a una persona cuyas aficiones, comportamiento o vestuario son inusuales. Y tú dirás. Yo no soy friki. 

Aunque te pienses de que no, pero es de que sí. No sólo son frikis los que se disfrazan de personajes de Star Trek o de la Guerra de las Galaxias, o esos raros que no salen de casa jugando en el ordenador con programas impronunciables en inglés para matar gente como World of Battles after midnight together forever, o a destrozar coches como los de Tú fás, tú furius (ya me contaréis quién es fás, y quién es furius... Tendré que ver alguna de sus películas para enterarme). Me explico:

Una partidita al Candy Crush

¿Qué pensabas? ¿Que sólo los que juegan a programas complicados son raros? ¿Te parece normal tener 50 años y estar juntando piruletas, u otra clase de dulces (al precio que están “los chuches”) en un teléfono? ¿Y andar pidiendo vidas a los demás en el Facebook? Y ya hay mil variantes del mismo juego. Y no me vale la excusa de que sólo me pongo a ello para matar el tiempo… cuando espero el autobús o el metro… Y cuando conduces, y antes de hacer la comida… Por lo menos quítale el sonidito.


Envidio al pito doble

Vamos a ver. Esos señores que se juntan para hacerse señas y envidiarse unos a otros… Te envidio, yo más, y ahora vamos con las chicas… Cosas que se dicen los que juegan al mus. Y otros que se arrastran y pintan copas. ¿Y los que tienen un pito doble? Si eso no es de frikis, que venga Luke Skywalker y lo vea.


Gente en calzoncillos fluorescentes

¿Os creeréis muy normales con esas pintas? Que cada vez haya más especímenes como vosotros no os hace menos raros. ¿Y esos colores? Que vayáis con calzoncillos largos verdes, zapatillas pronadoras y supinadoras (que parecen nombres de anfibios de las Galápagos) de color rosa chicle, con teléfonos que os marcan los pasos en relación a la bolsa de Tokio cuando X tiende a infinito. Y los cascos que os ponéis para ir en bici tampoco son normales. ¡Id en autobús como todos!



¡A cantar en la ducha!

Parece que se ha pasado un poco la moda de los Karaokes. Allí veías a un montón de gente cantando el Amante Bandido, Libre de Nino Bravo y Bailar Pegados. No, todas a la vez no, pero según quién cantara, tampoco podíamos distinguir una de otra….

         
Los domingos por la misa me abandonas

Que yo respeto lo que haga todo el mundo y sus creencias y a lo que dedique el tiempo libre, pero no me digáis que no es extraño ir a un sitio a escuchar a un señor leer lo que pone en un libro, y levantarse, y sentarse y ahora nos damos la paz, que tiene su coreografía y todo, y cantan… Y así todos los domingos, desde hace muuuchos, muchos años. Si eso no son comportamientos inusuales…


¡Gooool!

¿Y qué me decís los que se disfrazan de futbolistas para ver un partido? Señores mayores, que parecen respetables, con camisetas de Messi, o de Cristiano Ronaldo gritando a otros (para animarle o desanimarle). Y los que no se disfrazan tampoco es que sean menos raros. Ahí les tienes, sufriendo porque los jugadores han metido menos goles que el contrario, o alegrándose porque han ganado. Que si te dieran una parte del sueldo de los jugadores se entendería, pero encima te toca pagar su nómina. Te lo digo por experiencia, que yo también me agarro unos cabreos de aúpa (expresión viejuna dónde las haya, pero muy socorrida para el deporte)… aunque un poco menos que este señor del vídeo.   


Ahora voy y me visto como los de Mocedades

No os imagináis a gente por la calle disfrazada como los de Mocedades por la calle ¿verdad? Pero sí habéis visto a jóvenes y jóvenas vestidos como los cantantes de sus grupos favoritos. Yo es que soy heavy, y me dejo los pelos largos y pantalones “asustaos”, yo rocker, y llevo tupé y cazadoras de cuero,  y el otro punki y se pone cresta como Gallina Blanca y pinchos como la valla de Melilla, o con los pantalones cagaos, por que…. Ni idea, no entiendo por qué se ponen los pantalones así.


Coleccionando cosas

El nivel de frikismo (¿o se dice frikerío?) lo medimos por lo extraño que sea lo que se coleccione. Cuanto más raro, más friki… Pues ahí, me váis a perdonar, pero por ejemplo hay gente que colecciona monedas con las que no se puede comprar nada y las paga con billetes con las que se pueden comprar otras cosas. O sellos ¡Sellos! Si, ya nadie escribe cartas…. Bueno el banco y el señor Heraclio Fournier.


El devorador de series

Si ves Lost o todos los capítulos de Juego de Tronos eres un friki…. ¿Y si te has visto la serie entera de La Dama de Rosa o Cristal, qué? ¿Eso no cuenta?… Que eso era a diario y tenía más episodios. Pero claro, como de eso hace tiempo, pues no son frikis… Y la de palabras que aprendimos… ¡Lo pasábamos chévere!


¿Te he convencido de que eres un friki o sigues pensando que eres una persona normal de las que saludas a los vecinos, vas a la compra y tiras la basura como si tal cosa?  … Esos suelen ser los más raros… pero eso es otra historia. 

Todo lo que te gustaría saber sobre Twitter y yo tampoco puedo explicártelo

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Este no es un post para que aprendas a usar Twitter (eso lo miras en llutú) ni para explicarte para qué sirve, ni convencerte de que te abras una cuenta (para eso están los bancos). A veces, yo mismo me pregunto por qué pongo “tuises” o “tuices” y/o por qué pierdo el tiempo leyendo lo que dicen personas que no conozco.


Este post sólo va a ser útil para confundirte un poco más si no conoces Twitter. Sin embargo, si sabes cómo funciona y controlas sobre esta red social, no te va a servir de nada. Luego no digas que no soy sincero. Eso sí, si te saco una sonrisa, ya hemos ganado algo. Y además, la gente lista que sale en la tele (no, esos no, los políticos o los futbolistas no. Los que salen en la 2 hablando de cosas profundas... y no me refiero a piscinas que cubren), dicen que hay que leer. Así que ya sabes. No lo dejes ahora.



Vamos allá. Cosas del “tuister”

El nombre

Twitter en inglés es algo así como piar o trinar. Lo que hacen los pájaros… Los pájaros que pian, que hay algunos que no lo hacen... Y hay otros, que menudos pájaros están hechos. No paran de piar.


¿Cómo me llamo?

En twitter te puedes poner el nombre que quieras. El que tú elijas. A menos que el nombre que quieras no te lo puedas poner porque ya está escogido por otra persona que lo ha registrado antes que tú. ¿Te imaginas que fueras a registrar a tu hijo y te dijeran? “Jose García González ya está cogido, tenéis que cambiaros el apellido, el nombre del niño y… hazme el favor, cambia al niño que ha salido clavadito al padre. ¡Pobre crío!”.


Avatar

Nada que ver con la peli de los hermanos mayores de los pitufos. El avatar o retrato (término menos científico) es la imagen que aparece junto a tu nombre en el perfil de Twitter. Ahí sí que no hay problema. Te puedes llamar Manolo el del Bombo y poner una foto de una señora. Y no tiene por qué ser la señora de Manolo. ¿Que te gusta Madonna? Pues pones una foto suya. ¿Te va más el fútbol? Pues pones una foto del escudo de tu equipo. Y si ves a gente que tiene un huevo de perfil (un huevo de gallina, y seguimos hablando del perfil de twitter. Poner un huevo de perfil, es difícil… ¿o no?), es porque es la imagen que sale predeterminada si no eliges la tuya propia.


Biografía

Ya has elegido tu nombre y la foto que vas a utilizar en Twitter. Ahora es aconsejable que pongas algo sobre ti. Lo que creas que mejor va a describir tu perfil. No hace falta que pongas tu dirección, el nombre del padre, del hijo… eso lo dejas para el DNI. Casi mejor que no pongas ningún dato. Se ponen cosas cursis como amigo de sus amigos, tu cargo en el trabajo (todos son CEOS y fundadores de sus empresas), lo mucho que quieres a tu pareja y cosas así. Si dicen que son seguidores de un equipo de fútbol y añaden: “hasta la muerte”, es que están muy malitos y mejor que no les hagas mucho caso. Si dicen que te hacen follow back, tampoco les des demasiada bola (lo explicaré luego). Otros dicen que son liberales en lo económico y se pasan el día diciendo lo malos que son los comunistas… Otros que son muy comunistas y te dicen lo malos que son los de la otra acera. Si tienen una frase de Paulo Coelho, y no son Paulo Coelho, bueno… tiene que haber de todo.



¿Pero qué es un “tuis”?

Pues tú entras en twitter o en cualquier programa para escribir tuises y lo que pongas y ocupe 140 caracteres o menos, ahí está. Es un tweet

Por ejemplo, la frase de arriba, son exactamente 140 caracteres. Prueba, prueba, que sé que eres un poco desconfiado. Y es que cuentan las comas y los puntos, y las comillas, y los espacios… Nada más que por joder. No confundir con otros tipos de “tuis”, como el tuis de amor.

El mejor "vidio" :-)

¿Y ahora qué digo?

Lo que quieras, mientras quepa en un “tuis”. Son 140 caracteres. Ya eres mayorcito para organizarte y saber qué puedes decir o no. Menos los famosos que casi nunca aciertan lo que tienen que decir, y los políticos que se les olvida lo que han dicho. Y puedes poner un link a algo que esté publicado, y fotos, y dedicatorias a tus amigos que te estarán escuchando, y hasta escribir cosas en otros idiomas, y resolver crucigramas…


¿Y qué no digo?

Que hay alguien que te cae mal, pues mejor se lo dices en persona que está muy feo eso de señalar. Y no digas palabrotas, y límpiate esa boca, y abrígate. Trata de no hablar de política, o de religión, o de fútbol… Casi mejor no digas nada, y te ahorras disgustos. Yo creo que por eso la gente pone frases de Paulo Coelho, porque no podemos decir nada. ¡O del milenarismo!



¡Coño! ¡Twitter!

Perdón por el vocabulario, pero después de que el señor del vídeo haya dicho ¡cojones! me permitís el exabrupto(no vayas corriendo a buscar lo que significa. Te dejo el link. ¡De nada!). Pues eso que twitter es la aplicación del coño. Empiezas por: ¿Qué c--- es esto? ¿Cómo c--- se usa? ¡Estoy hasta el c---del jodío tuister! ¿Cómo c--- he podido sobrevivir sin twitter?


¿Y a quién sigo?

Esto no es como los cursos de autoayuda. No sigas a nadie, tienes que trazar tu propio camino. Guíate por tu propia brújula. ¡Nada! Aquí tienes que seguir  a gente para poder leer lo que dicen. A quién quieras. Procura que tenga cuenta de twitter porque si te pones a seguir a gente por la calle está mal visto. Y a empresas, y a famosos, y personajes, y a gente que sabe escribir, y al que no sabe. Y puedes seguir a tanta gente como quieras, y ni siquiera tienes que ser su amigo, ni conocerles, ni siquiera te tienen que gustar… Y si no, fíjate todos los seguidores que tiene este ¿periodista? 



¿Y a mí quién me sigue?

Eso dependerá de lo bien que lo hagas. O si compras “fologüers” que es algo muy triste pero hay gente que lo hace. Es como pagar a gente para que vaya a tu fiesta de cumpleaños. Yo te aconsejaría poner cosas interesantes para que la gente te lea. O líate con alguien famoso. O hazte famoso haciendo algo de provecho, como éste…


¿Cada cuánto publico?

Pues hay gente que no pone nada y tiene mucho éxito (porque si pusiera algo…) y otros que no paran de hablar y tienen millones de seguidores. Si todavía sigues leyendo, yo te diría que hagas lo que te de la gana. Pasarás por una racha de no parar, otra de parar, y luego encontrarás tu propio ritmo, pequeño saltamontes.



Me han “jaqueao” la cuenta

Es la excusa de primero de Twitter. Las posibilidades de que a alguien le hayan hackeado la cuenta son proporcionales a las chorradas que suela publicar. Con esto quiero decir que si es alguien que no hace más que poner cosas ofensivas y le pillan, es muy probable que utilice la excusa del “jaqueo”. Es posible que te roben las claves de Twitter, pero, lo primero es pensar en lo que escribes… Estos de Ariel, seguro que hicieron una buena limpia después de este “tuiz”.


Palabros que se usan

Habrás oído cosas como folou (que es seguir a la cuenta de Twitter de alguien), anfolou (dejar de seguir una cuenta), el retuis o republicar lo que ha dicho alguien, conversaciones, (si ya tengo que explicar esto…), bloquear (que es que no te ajuntan en Twitter), un hashtag (lo que viene siendo este símbolo # (dicen que también se llama almohadilla) y que sirve para encontrar con más facilidad un tema en concreto, trending topic, que son los temas de los que más gente habla en twitter (como la física nuclear, la erradicación de la pobreza, y podría seguir mintiendo pero mejor paro).


Quiero decir cosas pero no que las lea todo el mundo
Pues también puedes hacerlo y es sólo para que te lean los que te sigan… Aunque si no quieres que te lean…. para eso está el teléfono. Llamas a la persona a la que les quieras contar algo y chimpún santas pascuas plim. Twitter está para decir cosas a los cuatro vientos. 



¿Ya te has enterado? Pues mira que he hecho lo posible para que no quedara claro. Ahora ya tú mismo te abres una cuenta en el banco, o en Twitter y empiezas a seguir a gente por la calle. Pero tú mismo. Yo no quiero responsabilidades… No me hagas decir que me hackearon el blog ;)  

¿Y si sólo pudieras decir la verdad en Facebook?

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Que no digo yo que mintáis en vuestro Facebook y en los comentarios que ponéis a vuestros amigos. Líbreme el señor (el señor que está detrás de Facebook) de insinuar que no sois sinceros en las cosas que escribís en la red social. Tampoco quiero decir que en el único sitio que puedas decir la verdad sea en Facebook… Que ahora que veo el título diríase (¡qué culto soy!) que querría decir (ya la he cagao con la redundancia) algo similar.


El otro día os contaba cosas del “tuister”. Hoy toca hablar de Facebook. Y tampoco os voy a decir cómo tenéis que utilizarlo. Allá tú. Yo sólo estoy imaginando qué pasaría si la herramienta no aceptara mentiras (seguimos hablando de Facebook. Que vosotros escucháis herramienta y mentira, y os vais rápido a las cosas “secsis”).




Nota del autor. Esto es producto de mi imaginación. Ni se te ocurra utilizar las ideas que te doy a continuación. Vamos a decir verdades, tralará:



¡Qué niño más mono!

No es tuyo. ¿No ves lo guapo que es? Y parece que ha salido listo. Hazte la prueba de la rana. ¿Que no sabes cuál es la prueba? Si el niño salta menos que tú, es que no es tu hijo… ¿O es si salta más? ¡Yo que sé! ¡Si yo no tengo hijos! 

La hija es la de la izquierda. El de la derecha es un señor.

¡Es un sol de niño!

Sí que es un sol, sí. Si lo miras fijamente tienes que apartar la vista. Jodó con el retoño o retoña (hay que ser políticamente correcto desde muy pronto). Y que no paran de subir fotos del crío. No, no todos los bebés son guapos. Este os ha salido a devolver. Como la declaración de hacienda. 


En la playa sufriendo tomando el sol y bebiendo un daikiri

Me alegro mucho por ti. Te mereces un descanso en esta playa del Caribe. Espero que disfrutes tumbado en la hamaca. De verdad, que espero que descanses… Pero Facebook no te deja publicar estas cosas… Y por error, lo corregiría por: Te daba yo descanso… ¡Eterno! Daikiri. Lo que te mereces es un harakiri.


¡Pero qué tipazo! ¡Guapa! No, tú más guapa

Todos tenemos esos amigos que comentan en todos los “feisbus”, y guasaps, y en los instagrams lo guapos o guapas que estamos. En persona no te lo dicen, porque les debe entrar la risa floja. Cuando dicen que estamos guapos querrían decir que ni se te ocurra hacerte otra puta foto en bikini (sí, son muy mal hablados en privado). Que ese pantalón te hace culocarpeta. Que la camisa se te abre por las lorzas. Que comas más que estás en los huesos. Que vaya pintas llevas en la boda de tu prima Mariloli. A partir de ahora no tengo muy claro si quiero ver comentarios en mis fotos de perfil… o en las de cuerpo entero. 


Con mi amorcito

Ya solo por decir amorcito te deberían caer dos años de cárcel. Por cari y gordi es cadena perpetua. A lo que iba. Que los hay que ponen todo lo que quieren a sus novios y novias, y maridos. Estoy convencido que entre ellos no se hablan, pero se ponen cosas de quererse. Es ahí cuando entran los comentarios. ¡La semana pasada tenías fotos con otra! ¡Pero si me dijiste que ibas a pedir el divorcio! Y es ahí cuando pierdes amigos y a tu amorcito.


¿Queréis calzaros?

Si hay algo peor que lo del amorcito, son las fotos de los pies. No hay nadie, ¿me oís? Nadie, que tenga los pies bonitos. Ni las modelos de pié (ni sentadas, ni nada). Y ahora os da a todos por salir descalzos y/o con chanclas. ¿No veis como en los países civilizados van con sandalias y calcetines? Porque hay cosas que no hay que enseñarlas. 


¡Mucha suerte en el partido!

Tu amigo es del equipo rival. Y tú que eres una persona educada, le deseas suerte. Pero tú no quieres que tenga suerte. Quieres que pierdan, que no ganen nunca, ni en los entrenamientos. Y sería mejor no poner nada, pero claro, como ahora Facebook ha cambiado, tienes que decir la verdad y quieres que se lesione Messiano Cresti (o como se llame la estrella del equipo) y el portero no tenga su día, que el defensa se haya separado de su mujer y que el entrenador tenga fiebre y malestar general y que no se le cure ni con Okal (aquí hay una cierta edad como podéis ver).


Hay cosas que no cambian

No sabes muy bien por  qué, pero tienes de amigo a ese compañero de clase, o de trabajo que no es, digamos, tu favorito. Y ahí estás tú aguantándote las ganas de decirle un par de verdades. Y como eres su amigo, le das un like a esas frases tan bonitas que saca de Internet. Pero, es que Facebook ha cambiado. Tienes que decirle la verdad… Y ahí sacarás toda tu rabia contenida (de hace 30 años) y es cuando se enterará de que no le caes tan bien como él creía. 


Ponlo en tu muro o dame una vida al Candy crush

Gente que no te habla en años, que no comenta nada, y lo único que quiere es que pongas cosas ñoñas en tu muro. Que si Cristo te ama, que tenemos que alcanzar 1 millón de firmas para la reproducción del caracol saca los cuernos al sol… Eso, o el de las vidas en Candy Crush… ¡No hay vidas, ni caracoles y si Cristo te ama, se le está acabando el cariño de lo cansino que eres!”.


¿Otra vez de vacaciones?

Hace un mes estaba en la playa con ese bikini espantoso. Quince días después enseñándonos los pies. Ahora de nuevo, con otro bañador feísimo en el Caribe. Y es entonces cuando en vez de decir ¡Guapa! Facebook te lo cambia y te pone :”¿De dónde sacas el dinero? ¡Guarra!


Menos mal que Facebook está lleno de buenas personas como vosotros y que nunca pondrías un comentario que pudiera hacer daño a nadie… ¿verdad?




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